En la hora de la prueba
Yo le imploro al Señor, a grandes voces, le suplico al Señor, a grandes voces. En su presencia expongo mi tristeza y coloco delante de Él mi angustia, cuando llego a quedarme sin resuello; pero tu bien conoces mi conducta. Por donde yo pasaba pusieron una trampa. Dirige a la derecha tu mirada y ve como ninguno me conoce. No hay para mi esperanza ni hay quien tenga cuidado de mi vida. A ti clamo, Señor, a ti te digo: Tu eres mi protección, mi herencia en la tierra de los vivos. Atiende a mi clamor, porque soy sumamente desgraciado. Ponme a salvo de mis perseguidores, que me ganan en fuerza, Haz que salga con vida de la cárcel y así pueda dar gracias a tu Nombre. Me rodearán los justos al saber los favores que me has hecho. Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, ____ Salmo 142 (141)