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Mostrando las entradas de febrero, 2011

En la hora de la prueba

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Yo le imploro al Señor, a grandes voces, le suplico al Señor, a grandes voces. En su presencia expongo mi tristeza y coloco delante de Él mi angustia, cuando llego a quedarme sin resuello; pero tu bien conoces mi conducta. Por donde yo pasaba pusieron una trampa. Dirige a la derecha tu mirada y ve como ninguno me conoce. No hay para mi esperanza ni hay quien tenga cuidado de mi vida. A ti clamo, Señor, a ti te digo: Tu eres mi protección, mi herencia en la tierra de los vivos. Atiende a mi clamor, porque soy sumamente desgraciado. Ponme a salvo de mis perseguidores, que me ganan en fuerza, Haz que salga con vida de la cárcel y así pueda dar gracias a tu Nombre. Me rodearán los justos al saber los favores que me has hecho. Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, ____ Salmo 142 (141)

Noche de silencios

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Señor, lleno de belleza y de luz, cada cosa de este mundo depende de tí. Con solo desearlo haces que cada cosa comience a existir. El mundo infinito es un brote de tu amor que lo hizo surgir y lo sostiene en este instante. Si tu lo deseas, yo puedo ser fuerte, firme, seguro. Pero sólo puedo lograrlo con un corazón humilde y sencillo, que renuncie a ser un dios, que acepte depender de tí. Por eso Señor, quiero morir a la vanidad, a la soberbia, a la venganza, a la egolatría. Dame un corazón libre para que no me desgaste detrás de la apariencia, para que use mis energías en esfuerzos que valgan la pena. Ya no quiero ganar el mundo, prefiero que me gane tu amor, tu fuerza salvadora, tu sueño comunitario. Tómame Señor. Amén Víctor M. Fernández Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,

Ejercicios del buen religioso

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, 1. La vida del que se ha abandonado a Dios debe resplandecer de toda clase de virtud para que interiormente sea como aparece a los hombres exteriormente. Y, con razón, en su interior, el hombre debe ser mejor que en su exterior, porque nuestro Dios nos mira y a Él, dondequiera que estemos, le debemos sumo respeto y en su presencia, debemos caminar puros como los ángeles. Cada día debemos renovar nuestro propósito y estimularnos a un mayor fervor como si hoy nos hubiésemos convertido, diciendo: Señor, Dios mío, ayúdame en mi buen propósito de entregarme a tu santo servicio. Concédeme la gracia de empezar hoy a trabajar seriamente porque, hasta la fecha, nada he hecho de bueno . 2. El adelanto espiritual va parejo con nuestro propósito y el que quiera progresar necesita mucha actividad. Si el que hace firmes propósitos falla muchas veces, ¿que será de aquel que solo raramente formula algún proyecto y sin mucha decisión? Sucede que por

Decisión de fe

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, Domingo 6, tiempo ordinario, ciclo A - Mateo 5, 17-37 «La omnipotencia de Dios se manifiesta, sobre todo, en el hecho de perdonar y usar de misericordia, porque la manera de demostrar que Dios tiene el poder supremo es perdonar libremente» (1) . Por eso, a nosotros nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos al perdón. Es, también, donde mejor se manifiesta la grandeza de alma en nuestras relaciones con los demás. Y de la misma manera que Dios está dispuesto a perdonar todo de todos, nuestra capacidad de perdón no debe tener límites, ni por la persona, ni por la cualidad de la ofensa, ni porque sea la séptima vez ese día. Para ejercitar esta muestra de caridad no es necesario que padezcamos grandes injurias; bastan esas cosas pequeñas que ocurren casi todos los días: pequeñas riñas en el hogar por pequeñeces, malas contestaciones o gestos destemplados en el trabajo, al manejar el automóvil, al esperar que nos atienda

Nuestra Señora de Narek

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Santa Madre de Dios, Reina del Cielo, pura como la luz, Estrella de la aurora, lugar de la dichosa promesa, árbol de la vida inmortal, protegida del Padre, preparada y consagrada por el Espíritu, clamo y suplico a tí. Recibe mi súplica y ofrécela a Dios, que yo viva para Cristo, tu Hijo y Señor, disfrutando de los beneficios de tu santa maternidad. Asísteme bajo las alas de tus ruegos, cambia mi día de tristeza en fiesta de alegría, glorifica a tu Hijo en tí, para que en su bondad, obre en mi el milagro de la misericordia y el perdón. Madre de Dios, Reina del Cielo, que mi salvación se manifieste por tu intercesión. Amén Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, ____ Addenda

De la familiar amistad con Jesús

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, 1 - Cuando Jesús está presente, todo marcha bien, y nada parece difícil: pero cuando Jesús no está, todo se vuelve duro. Cuando Jesús no habla en nuestro corazón, ningún consuelo nos satisface; pero si Jesús dice una sola palabra, se experimenta una gran consolación. ¿No se levantó inmediatamente María Magdalena del lugar en que estaba llorando cuando Marta le dijo: El Maestro está aquí y te llama? (Jn. 11, 28) ¡Dichosa la hora, en la cual Jesús llama de las lágrimas al gozo del espíritu! ¡Cuán seco y duro eres sin Jesús! ¡Que tonto y fatuo si deseas algo fuera de Jesús! Dime, ¿no es este un daño más grande, que perder el mundo entero? 2 - ¿Qué te puede dar el mundo sin Jesús? Vivir sin Jesús es un duro infierno y estar con Jesús es un dulce paraíso. Si Jesús está en tí ningún enemigo te podrá dañar. El que halla a Jesús encuentra un rico tesoro, el más precioso de todos, y el que pierde a Jesús pierde algo más excelente que todo e

La atracción del Señor

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Atráeme, Señor, para que me libere de lo que me esclaviza. Atráeme, Señor, y pueda vivir más contigo. Atráeme, Señor, y que escuche tu voz con más nitidez. Atráeme, Señor, para sumergirme en la Pascua. Atráeme, Señor, y comparta yo contigo tu hora. Atráeme, Señor, así descubra la grandeza de tu obra. Atráeme, Señor, y que seas Tú, mi imán y mi fuerza. Atráeme, Señor, y que vuelva de aquello que me debilita. Atráeme, Señor, y sienta el calor de tu Palabra. Atráeme, Señor, y comprenda la necesidad de ser salvado. Atráeme, Señor, y sácame del lodo que me arrastra. Atráeme, Señor, y empújame para subir contigo a Jerusalén. Atráeme, Señor, y así no quede perdido. Atráeme, Señor, quiero algo de tu vida. Atráeme, Señor, necesito más fe y mayor esperanza. Atráeme, Señor, y hazme descubrir el rostro de Dios. Atráeme, Señor, y si me escapo –no lo dudes– soy recuperable: torpe para las cosas del Padre rápido para las que el mundo me ofrece. Frágil para retenerte como al mejor amigo, confiado con

Carisma del nosotros comunitario

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, Hace tiempo quería referirme a la actividad apostólica de los servidores de música, a lo que ejercen su ministerio como músicos de Dios en todos los ámbitos o actividades de la Iglesia Católica, y recordé una prédica del Padre Jorge Córdova, magnífico músico de Dios, cuya esencia les comparto, Mucha gente piensa que sólo los hermanos que están en oración, que hacen intercesión o trabajan en la liturgia, tiene que llegar a ser santos. Pero lo primero que puso el Señor en mi corazón, era que todos aquellos en están en un ministerio de música/coros, deben tener una sola idea clara: ser santos. Desde el principio tiene que haber un deseo mucho más grande que simplemente estar en un ministerio de música. Deben tener este deseo, que es mi deseo: que cuando muera pase a participar de aquellos que cantan y alaban al Señor. Hay algo muy grande en el libro del Apocalipsis, donde dice: «Porque sólo tú eres Santo» (15, 4). Eso que decimos en

Una plegaria al Señor

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Señor amado con un infinito amor decidiste que yo exista. Me diste un lugar en este mundo porque tu lo quisiste. Y me llenaste de capacidades. Así como soy, tengo una belleza única que tu valoras y aprecias. Ayúdame a quererme, a respetarme, a reconocer mi valor, aunque los demás no lo vean. Dame libertad interior, para no depender de la opinión ajena, para dar lo mejor de mí, sin esperar aplausos. Dame tu fuerza divina para que nada me derribe, para seguir adelante y desarrollar mis dones con serena alegría, con firme esperanza. Amén. Víctor Manuel Fernández Paz y bien en el Señor Jesús y su Santísima Madre,

Siempre hay faros en medio de la oscuridad

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, La liturgia de hoy nos propone contemplar la fe de tantísimas personas en el Señor. Dice la palabra, lo reconocieron y agrega más adelante que en cuanta ciudad entraba , eran cientos los que acudían a Él para ser sanados de cuerpo y alma. Reconocerlo en cada viaje que hacía a todas las regiones como Señor de la Vida. Jesús, una luz en medio de la oscuridad. Ese es nuestro compromiso, llevar la luz de Jesús. Leí hace poco, a propósito de este «trabajo misionero» , una reflexión de Bernardo Baldeón que deseo compartirla, Era el 4 de agosto de 1976. El obispo de La Rioja (Argentina), Monseñor Enrique Angelelli volvía a la capital de la provincia después de celebrar el funeral por dos sacerdotes de la diócesis asesinados en El Chamical. En la homilía había tenido la osadía o la libertad evangélica de dar el nombre de los asesinos. Durante el camino de vuelta los militares argentinos lo matan en un aparente accidente de tráfico. Entr

Ser sal y luz

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, Domingo 5, tiempo ordinario, ciclo A - Mateo 5, 13-16 Muchos cristianos realizan innumerables acciones buenas: en sus casas, en su trabajo, en su barrio, en su país; acciones de carácter público como son las obras asistenciales, de promoción de los necesitados, obras de solidaridad; y muchas otras en su vida ordinaria, callada, que sólo contemplan pocas personas. Indudablemente no hemos de hacer las cosas para que nos alaben, pero es muy bueno que los demás queden edificados al ser testigos del bien hacer. Intentar ocultarlo sería un error; Dios quiere que nuestras buenas obras sean luz para los demás. Así como hay personas aprovechan la propaganda y los medios de comunicación para difundir la duda, el egoísmo, la crítica, en una palabra, el mal; hemos de aprovechar nosotros esos medios para difundir la verdad, los valores cristianos -que son los verdaderos valores humanos- y las iniciativas que ayudan a los hombres. No basta ser bu

Nuestra Señora de La Sallete

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Acuérdate Nuestra Señora de La Salette, de las lágrimas que has derramado por nosotros en el Calvario. Acuérdate también del cuidado que tienes siempre por tu pueblo para que en nombre de Cristo se deje reconciliar con Dios. Y mira si después de haber hecho tanto por tus hijos ¿podrías acaso abandonarlos? Reconfortados por tu ternura, oh! Madre, aquí nos tienes suplicándote a pesar de nuestras infidelidades e ingratitudes. Confiamos plenamente en ti, oh! Virgen Reconciliadora. Haz que nuestro corazón vuelva hacia tu Hijo. Alcanzanos la gracia de amar a Jesús por encima de todo y de consolarte a ti con una vida de entrega para la gloria de Dios y el amor de nuestros hermanos. Amén. Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, Addenda ___ Misioneros de Nuestra Señora de La Sallete

Defectos

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, 1 - Aquellos defectos, personales o ajenos, que no puedes corregir, debes tolerarlos con paciencia hasta que Dios lo ordene de otro modo. Puede acontecer que esto sea mejor para tu resignación y conformidad, porque, de otra manera, serían de poco valor tus méritos. Sin embargo, frente a tales obstáculos, debes insistentemente suplicar a Dios que se digne socorrerte para soportarlos con alegría. 2 - Si alguno que tu amonestaste una o dos veces, no se enmienda, no te pongas a pelear con él, sino encomiéndalo a Dios, para que en todos nosotros, sus siervos, se cumpla su voluntad y la gloria de Aquel que sabe transformar el mal en bien. Procura ser paciente para soportar los defectos y las debilidades del prójimo, cualesquiera fueran, pues tú también tienes muchas imperfecciones que los otros deben aguantar. Si tu no alcanzas a ser lo que deseas, ¿cómo puedes exigir de los demás que sean conformes a tus aspiraciones? Exigimos a los dem

Levántate

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«¿Por qué te deprimes, alma mía? ¿Por qué te inquietas? Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias a Él, que es mi salvador y mi Dios» (Salmo 43, 5) Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, _________ No estás deprimido, estás distraído. Pertenece al cantautor argentino Facundo Cabral. Texto completo

Un corazón despierto

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Jornada Mundial de la Vida Consagrada Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, La liturgia nos propone la celebración de la presentación del Señor en el Templo. A esta fiesta se la solía llamar antiguamente -antes del Concilio- la Candelaria o Fiesta de la Purificación de la Virgen. Venía considerada como una de las fiestas importantes de Nuestra Señora. Lo más llamativo era la procesión de las candelas. De ahí el nombre de «candelaria». Era una procesión clásica, tradicional, atestiguada ya en antiguos documentos romanos. De la lectura surge claramente la verdad que se manifiesta no al sacerdote metido, sumergido en sus ritos, sino a un sencillo fiel que desde siempre esperó en el Señor. El sacerdote no comprendió quien era el Niño que se ofrecía en el templo esa mañana . Pero para que lo hubiese comprendido era necesario que hubiese tenido un corazón despierto por el Espíritu de Dios que, se derrama donde ve la buena voluntad de recibir la efusión. ¿Como se explica est

De las obras hechas por caridad

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Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre, 1 - Por ningún motivo del mundo ni por amor a nadie se debe hacer el mal, pero, para ayudar a un necesitado, a veces se puede interrumpir la obra buena o sustituirla por otra mejor. De esta manera no se deja de obrar el bien, sino que se cambia por algo mejor. De nada ayuda la acción externa sin caridad; al contrario, todo lo que se hace por amor, por pequeño e insignificante que sea, se vuelve meritorio. Dios pondera más las intensiones con que se ejecutan que lo que se realiza. 2 - Mucho hace el que ama mucho, mucho hace el que todo lo hace bien. Obra bien el que trabaja más en favor de la comunidad que para el provecho personal. Muchas veces parece caridad lo que en realidad es amor propio, porque en nuestras obras raramente se hallan ausentes la inclinación natural, la voluntad propia, la esperanza de recompensa y el sentimiento de comodidad. 3 - El que tenga una verdadera y perfecta caridad no se busca a si mismo en ninguna cos