El rinconcito de María - III
El que da testimonio de Jesús es el Padre
¡Paz y bien para todos!
¡Paz y bien para todos!
Muchas veces Jesús repitió Yo no puede hacer nada por mi cuenta. ¡Dios quiera que todos los cristianos dejaran de hacer tantas cosas por cuenta propia! No las hacía Jesús ¡cuanto menos ustedes! Porque la vida de fe consiste en hacer la voluntad del Padre y no la propia. Jesús juzgaba por lo que oía de su Padre y ustedes deben juzgar por lo que han oído decir a Jesús, que es lo mismo que dice el Padre.
¿No les dijo Pablo que debían tener la mente de Cristo y revestirse de sus sentimientos? Cuando a veces no tienen en cuenta esta verdad revelada, comienzan a andar por caminos que no son los de Dios, para daño de ustedes. Jesús decía que su juicio era justo, porque no buscaba la voluntad propia. Todo el quiera hacer su voluntad termina haciendo un juicio inicuo, por apartarse de la voluntad del Padre.
Lo que le importaba a Jesús y te debe importar a tí, que dices imitar a mi Hijo, es que busques siempre la voluntad del Padre. La puede hallar en las Escrituras, en la Revelación de mi Hijo, en sus palabras y hoy también por los carismas del Espíritu Santo, especialmente por la profecía, como hacían los apóstoles desde un inicio.
Juan Bautista dió testimonio de Jesús, pero él no buscaba el testimonio de un hombre, aunque fuera Juan, sin embargo lo decía para que creyeran en él y se salvaran. Jesús se refería a un testimonio mayor que el de Juan: las obras del Padre que Jesús realizaba. El Padre entonces que lo ha enviado da testimonio de Jesús, pero el pueblo judío no escuchaba esta palabra del Padre pronunciada en el Antiguo Testamento y que hablaba del Mesías prometido, con características que se cumplieron para que nos convenciéramos de la obra del Padre, continuada ahora por su Hijo.
Los judíos, como muchos de ustedes que investigaban las Escrituras, pues creían hallar en ella la salvación y sin embargo estas mismas Escrituras dan testimonio de Jesús para alcanzar la vida verdadera. ¿Que les faltaba a los judíos? ¿Que les falta a los que están apegados a las Escrituras? ¡El amor de Dios! Porque los seres humanos creen en cualquiera que viene en su propios nombre; pero al que viene en el nombre del Padre, no lo escuchan porque no existe en ellos el amor de Dios, sino intereses creados, amor propio o confianza en el hombre más que en Dios.
La falta de amor a Dios se ve también en las veces que se busca la propia gloria en lugar de buscar la gloria de Dios. Muchos ambicionan cargos, puestos, jerarquías, poder, fama ante que ser amigos e íntimos de Dios, de donde brota todo bien para los demás. Luces fugaces, fuego de artificio, sin sustancia cuya escala de valores no tiene a la Trinidad en el lugar más alto. ¡Cuídate hijo mio de estos desvíos de la carne!
Bendiciones,
¿No les dijo Pablo que debían tener la mente de Cristo y revestirse de sus sentimientos? Cuando a veces no tienen en cuenta esta verdad revelada, comienzan a andar por caminos que no son los de Dios, para daño de ustedes. Jesús decía que su juicio era justo, porque no buscaba la voluntad propia. Todo el quiera hacer su voluntad termina haciendo un juicio inicuo, por apartarse de la voluntad del Padre.
Lo que le importaba a Jesús y te debe importar a tí, que dices imitar a mi Hijo, es que busques siempre la voluntad del Padre. La puede hallar en las Escrituras, en la Revelación de mi Hijo, en sus palabras y hoy también por los carismas del Espíritu Santo, especialmente por la profecía, como hacían los apóstoles desde un inicio.
Juan Bautista dió testimonio de Jesús, pero él no buscaba el testimonio de un hombre, aunque fuera Juan, sin embargo lo decía para que creyeran en él y se salvaran. Jesús se refería a un testimonio mayor que el de Juan: las obras del Padre que Jesús realizaba. El Padre entonces que lo ha enviado da testimonio de Jesús, pero el pueblo judío no escuchaba esta palabra del Padre pronunciada en el Antiguo Testamento y que hablaba del Mesías prometido, con características que se cumplieron para que nos convenciéramos de la obra del Padre, continuada ahora por su Hijo.
Los judíos, como muchos de ustedes que investigaban las Escrituras, pues creían hallar en ella la salvación y sin embargo estas mismas Escrituras dan testimonio de Jesús para alcanzar la vida verdadera. ¿Que les faltaba a los judíos? ¿Que les falta a los que están apegados a las Escrituras? ¡El amor de Dios! Porque los seres humanos creen en cualquiera que viene en su propios nombre; pero al que viene en el nombre del Padre, no lo escuchan porque no existe en ellos el amor de Dios, sino intereses creados, amor propio o confianza en el hombre más que en Dios.
La falta de amor a Dios se ve también en las veces que se busca la propia gloria en lugar de buscar la gloria de Dios. Muchos ambicionan cargos, puestos, jerarquías, poder, fama ante que ser amigos e íntimos de Dios, de donde brota todo bien para los demás. Luces fugaces, fuego de artificio, sin sustancia cuya escala de valores no tiene a la Trinidad en el lugar más alto. ¡Cuídate hijo mio de estos desvíos de la carne!
Bendiciones,
Comentarios
Publicar un comentario
«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.