5 de mayo de 2010

Dejarse guiar por el Espíritu


¡Paz y bien para todos!

Nada más pernicioso para la Iglesia que tomar la frase (del título) tan repetida por nuestros sacerdotes en sus homilías, como un abstracto sin mayores consecuencias para nuestra vida de fe; hermanos, se trata de la nueva alianza, de la misma vida en el Espíritu Santo que obra en nosotros la caridad, que es el culmen de la Ley, como dice Santo Tomás de Aquino y por cual vamos a ser juzgados. El ejemplo de docilidad a él, lo tenemos en Jesús, en María y en todos los santos. ¿Podemos acaso ignorar que, si no somos guiados por él, pasamos a ser guiados por el espíritu del error? ¿Qué significa entonces dejarse guiar por el Espíritu Santo?

¿Cómo lo hace, según la revelación? El Espíritu lo hace a través de los carismas, especialmente el de profecía, por el cual conocemos la voluntad de Dios que surge de la oración comunitaria carismática; la misma que ponían en práctica los apóstoles en los tiempos de la primer Iglesia. No podemos suponer que el Espíritu Santo en persona les dijera que debían hacer, como hacer, a quienes enviar a tal o cual misión, como figura en los Hechos de los Apóstoles. Es por una visión profética que Pablo marcha sin dudar con sus compañeros a Macedonia; es por inspiración del Espíritu Santo que Pablo y Bernabé se separan para una misión especial; es por otra visión profética que Pedro admite sin titubear los gentiles del cristianismo naciente.

Dejarse guiar por el Espíritu Santo, en la práctica, significa vivir de los carismas, que nos muestran mejor la voluntad de Dios y que se conocerá por sus frutos. Es la razón por la cual los carismas edifican la Iglesia. Si no obramos de esta manera querida por Dios ¿cómo estaremos obrando en la práctica?, según nuestros propios criterios; pero el Señor nos pide que renunciemos a ellos para tener la mente de Cristo (1 Co 2, 16) y revestirnos de sus sentimientos (Flp 2, 5).

El Antiguo Testamento nos dice he extendido mis manos a un pueblo rebelde, ¿por qué rebelde? por ir en pos de sus propios pensamientos, por caminos equivocados (Is 65, 2); pero lo más grave es que de esta manera nos transformamos, según la palabra de Dios, en hijos rebeldes, de los cuales se queja tanto el Señor ¡Ay de los hijos rebeldes, por trazar planes que no son los mios! (Is 30, 1)

Debemos aprender lo que significa dejarse guiar por el Espíritu porque es la manera revelada de conocer la voluntad divina del mejor modo. Dice el libro de la Sabiduría capítulo 9, verso 17 ¿Quien habría conocido tu voluntad, si tu no le hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de los alto el Espíritu Santo?. Es importante entonces esta guía, tanto que solo así se enderezaron los caminos de los moradores de la tierra, así aprendieron los hombres lo que atí te agrada y gracias a la Sabiduría se salvaron (Sb 9, 18).

Si Jesús fue guiado siempre por el Espíritu Santo, ¡cuánto más lo necesitamos nosotros, siendo lo que somos!

Bendiciones,

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