Mirada limpia

El pecado no es una acción meramente exterior, sino una acción interior. Nos hace daño a nosotros mismos porque nos aleja de Dios y del prójimo. Por eso, ser capaz de vencer la tentación interior nos predispone a ser hombres más libres porque en nuestro fuero interior tenemos espacio para Dios y para los demás, somos más capaces de amar.

Si miramos el Evangelio de hoy, como creo que todos lo toman, porque es lo más fuerte por el lado del el divorcio y sus consecuencias (v. 31) es una mirada sesgada y compleja; las relaciones modernas prescinden de la figura del matrimonio, el Código Civil de Argentina y creo que de todo el mundo, tuvo que acomodar la ley a una realidad que se impone con fuerza. "El segundo matrimonio, es un adulterio decente" expresaba el patriarca griego Atenágoras. 

“Si tu ojo está claro, todo tu cuerpo está en la luz.” (Mt 6,22), es la llave maestra del hombre. 

A veces, da la impresión de que en la iglesia se nos ha olvidado un poco la misericordia. Y a veces, da la impresión de que se nos olvida que el corazón de Dios es corazón de Padre y que en él “la misericordia triunfa sobre el juicio” (Sant. 2,13).

Dos son las alas que permiten al hombre levantarse por encima de las cosas; la sencillez y la pureza del corazón. La sencillez debe estar en la intención y la pureza en el afecto. La sencillez mira a Dios, la pureza, lo alcanza y lo goza.

Ninguna buena obra te será difícil si, en tu interior, estas libre de todo afecto desordenado. Y gozarás de libertad de alma si solo te propones buscar beneplácito divino y el provecho del prójimo y no deseas otra cosa.

Si tu corazón fuese recto, entonces toda criatura sería para ti un espejo de vida y un libro de santa doctrina. No hay criatura tan pequeña ni miserable que no represente la bondad de Dios

Si fueras interiormente bueno y puro, verías todas las cosas con claridad  y las entenderías sin obstáculo. EL corazón puro, penetra el cielo y el infierno.

Según sea cada uno por dentro, asi juzgará las cosas exteriores. Si en el mundo existe alegría, la poseerá ciertamente el hombre de corazón puro. Y si en algún lugar hay tribulaciones y angustias, más que nadie la experimenta la mala conciencia (Tomas de Kempis, Capitulo 4, días 28 y 29/3 puntos 1 y 2)

Jesús nos invita a mirar siempre la raíz interior de nuestros pecados. Pidamos su gracia para tener siempre un corazón preparado para amar a Dios y al prójimo, libre de las ataduras del pecado.

Paz y bien


Fuente: Evangelio según San Mateo 5,27-32. | Imagen: Buscando la raíz de las cosas

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