Inocentes siglo XXI

De alguna manera Dios quiere que no haya Herodes en la vida y fue dando a través de tantísimos predicadores, escritores y pensadores, pautas de vida enseñadas por Jesús. Los inocentes también son aquellos que no tienen herramientas para crecer en armonía, son los excluidos de todos los sistemas, sean de derecha o de izquierda.

Según Touraine la idea de sociedad ha sido reemplazada por la de mercado, dividiendo a la sociedad en tres clases sociales: los que responden al mercado, los consumidores y los excluidos. Estos últimos, están expuestos a la marginación. Forman parte de este universo los niños.

Se los denomina niños de la calle. La definición más comúnmente usada proviene de UNICEF y distingue dos grupos: los niños en la calle, aquellos que pasan la mayor parte del tiempo en la calle, pero que tienen algún tipo de soporte familiar y generalmente vuelven a sus casas a la noche. Y los Niños de la calle, aquellos que pasan el día y la noche en la calle y están funcionalmente sin soporte familiar.

Las definiciones fueron desarrolladas teniendo en cuenta a América Latina, ya que se considera que alrededor del 80 por ciento de estos chicos tienen algún contacto con sus familias. Los niños de la calle serían entonces aquellos niños que no tienen hogar o trabajan en las calles de las ciudades. Para los sociólogos Augusto De Venanzi y Gisela Hobaica "un niño de la calle es un niño trabajador que vela por sí mismo y es responsable por su propia vida."

Los chicos huyen de sus casas generalmente por razones económicas, por episodios de violencia familiar, a veces sexual, no sólo hacia él sino también hacia sus hermanos. Los niños escapan y toman las calles con otros chicos con quienes forman grupos cerrados. Desde que abandonan sus hogares, los niños constituyen un grupo social distinto y particular. La drogadicción está ahi, al alcance de la mano

Por la necesidad de sobrevivir, en nuestro país, se calcula que alrededor de 2.500.000 niños trabajan todos los días. Estos niños generalmente son los que sustentan sus hogares, entregan parte de sus ganancias a sus familias. Las tareas laborales que realizan los menores son variadas: mendicidad, recolección de cartones, lava autos, limpiavidrios, ventas de productos (diarios, pastelitos, pan, flores). Los lugares donde frecuentemente se los ve son los supermercados y en las calles céntricas.

En Argentina, el impacto de la pobreza en la educación se hace sentir con fuerza. Casi 9 millones de niños viven en condiciones de precariedad, de los cuales 4 millones tienen afectado al menos un derecho básico, entre los que se cuenta el acceso a la escuela. 

Que en Argentina más de la mitad de la población infantil sufra las consecuencias de la pobreza y presente carencias materiales de tipo multidimensional, no es una problemática que pase desapercibida en el plano educativo. Hoy, 66% de los niños y niñas en el país están privados de sus derechos básicos, viven en condiciones de precariedad extrema, no tienen una vivienda o un baño adecuado y ni siquiera el agua que consumen es segura. Son los pequeños, que privados de gran parte de las condiciones necesarias para crecer y desarrollarse con plenitud, van quedando al margen del sistema, con el agravante de no contar con una nutrición adecuada como producto de esas mismas condiciones. 

Antes, la matanza explicita para erradicar al amor de Dios. La historia de los inocentes y la misma huida de Jesús, José y María a Egipto, nos hablan de esa violencia que desde el principio va a amenazar la vida del que no hizo más que hablar de Dios como Padre de todos y que puso en el amor fraterno el centro del Reino de Dios.

Decíamos en este blog, hace catorce años: Para el cristiano no hay vida humana inútil, por más que las apariencias sugieran lo contrario. Toda persona, cualquiera que sea su estado físico o psíquico, está eternamente llamada a ser eternamente feliz en el cielo. Aunque a veces cueste entenderlo, también el dolor entra en los planes de Dios y lo encamina al bien de los que le aman. Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad.

Hoy, los chicos de la calle, no conocen a Dios (plenamente) urgidos por otro problema: la subsistencia  propia y la de su familia. La matanza es la misma, cambian las formas y los métodos.

Las pautas de vida que hablaba al inicio, se reflejan en la Biblia, aquí van algunas. Dios quiera que no seamos meros espectadores, sino protagonistas de la historia.

- Examínate antes de que Dios te juzgue, no esperes la muerte para ponerte en regla.

- No seas esclavo de tus apetencias, refrena tus apetitos y no te dejes sofocar por la ambiciones.

- En los días de riqueza piensa en la carencia de todo, en la abundancia sé consciente de la miseria.

- Dios recompensa cualquier gesto caritativo y cada quien será tratado según sus acciones.

- Mira cómo caen las hojas de los árboles; las cosas pasan y con ellas pasa el que las hizo.

- El que toca el alquitrán se mancha los dedos, quien se junta con los soberbios se vuelve como ellos.

- No envidies el éxito del pecador, porque en realidad no sabes cuál será su fin.

- Sé generoso con el pobre y no te apartes de los que lloran, ya que en ellos está el mismo Dios.


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