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Al que mucho se le dió, mucho se le pedirá

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Lucas 19, 11-28 Después de leer el Evangelio pensé en la parábola de los talentos relatada en Marcos 25, 14 -28, "al primero le dio cinco talentos de oro, a otro le dió dos y al tercero, solamente uno; a cada uno según su capacidad." Esconder las monedas o enterrar los talentos es lo mismo.  El Evangelio muestra que todos somos distintos.  En una película sobre Mozart se pone en evidencia cómo las personas somos muy distintas. Un compositor entrado en años llevaba en su mano la partitura de una melodía que había logrado componer después de dedicar mucho tiempo y esfuerzo; Amadeus Mozart, que es casi un niño, le arrebata en broma la partitura y con una facilidad pasmosa la interpreta de una manera diferente y mejorada. Al viejo compositor se le plantea la disyuntiva: los celos y el enfado, o reconocer que Amadeus es un genio y él no lo es. Somos muy distintos, y por eso no debemos compararnos con los demás. De las comparaciones surgirá la vanidad y pensar que uno hace más o me

La conversión siempre empieza por el bolsillo...

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Lucas 19, 1-10 Esta afirmación puede dejar perplejo a más de uno. Veamos.., el bolsillo representa el lugar seguro donde guardamos lo que creemos valioso. Tenemos muchos bolsillos: el del dinero, el de las ideologías, el de las ideas... En cada uno de ellos guardamos objetos, opciones y opiniones que nos proporcionan seguridad. La conversión es orientar todos nuestros bolsillos hacia los valores de Jesús. Comparto la reflexión del padre Jesús Martínez García sobre el encuentro entre Jesús y Zaqueo. Lucas describe de manera hermosa el comportamiento de Dios con la persona humana, nos muestra a Jesús enseñándonos que el Padre–Dios es siempre el mismo: compasivo, perdonador, amigo de la vida, que ama todo lo que existe, pone su aliento de vida en todas las cosas. Zaqueo -que era recaudador de impuestos, no bien visto por la gente- se acercó al lugar por donde iba a pasar Jesús. A veces es la curiosidad lo que hace que alguien se acerque a un santuario mariano, a una iglesia, o le lleve a

Suplicar una y otra vez

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¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mi!« (Lc. 18, 38) Bartimeo no puede ver a Jesús, solo lo escuchó, la importancia de la escucha activa en la vida diaria, pese al silencio que las circunstancias le imponían, tuvo la valentía de clamar a Dios y pedir con fe y la humildad de dar gracias y dar a todos su testimonio.  Una rica reflexión de San José María Escrivá de Balaguer nos enseña que Jesús percibe instantáneamente la llamada de nuestra alma, pero espera. Quiere que estemos del todo convencidos de la absoluta necesidad que tenemos de él. Quiere que le supliquemos, obstinadamente, como este ciego del borde del camino. Leyendo a María Valtorta en las revelaciones del Señor, encontramos un texto que les comparto, en el que Jesús da testimonio de su misión y enseña a sus discípulos el amor de Dios; transportado en el tiempo, el Carpintero de Nazareth, nos enseña el valor del testimonio, la importancia de la súplica a Dios y el amor al prójimo. Dice el Señor «Mis obras principales que

Segunda venida. Vigilancia y esperanza

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Evangelio de Mc 13, 24-32 «En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.». La Segunda Venida de Cristo o Parusía es una idea que asusta.  Pero, no debería asustarnos, pues hablamos de la

Que no se apague el fuego

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Evangelio de San Lucas 18, 1-8 La lectura de hoy es la persistencia de la viuda ante el Juez para recibir justicia y la respuesta del Juez de conceder lo que pedía para que no la molestara más. Mujer pesada si las había.  Voy a ser autorreferencial. ¿Que es lo que le pido? Siempre, por mi esposa, mis hijos y nieto que tengan salud y trabajo, y que me diga que quiere que haga. Esta pregunta se la hice hace mucho, porque era evidente que no quería que hiciera lo que hice los últimos 25 años de mi vida. Es cierto, para una persona que se pasó la mitad de su vida entre papeles, cuentas, balances, bancos y el ejercicio de la función pública y no hacer nada más que cobrar su jubilación cada 28 de mes, es la nada misma. En ese desierto le pregunté cual era el camino, que quería que hiciera. Y un día, se me dió por volver a escribir en mi blog -que comparto a veces con mi hija- porque más allá de volcar reflexiones, siento que aunque sólo me lea una persona, la misión estará cumplida. Quizá de

Dios, discrimina?

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Evangelio Lc 17, 26-37 El evangelio de hoy, es durísimo. Describe escenarios promiscuos y de muerte. Describe el enojo de Dios al decir quien se salva y quien no. Si estar alertas, atentos es vivir una vida simple, sencilla interactuando con paz y compromiso por la verdad y la justicia, no hay nada que temer, dice mi confesor; «la vida me han prestado y tengo que devolverla, cuando el Creador me llame para la entrega» es la letra de una pieza folklórica argentina, que habla por si misma, no necesita interpretación.  Describe la vida convulsionada en tiempos de Noe y Lot, la falsa seguridad en lo material, un llamado a estar vigilantes, la invitación al desapego, el juicio de Dios y el sentido de la urgencia.. Es una ¿sugerencia? a reflexionar sobre nuestra vida y nuestras prioridades; sobre nuestra vida y la inversión de nuestro tiempo en el sentido de la distracción y la indiferencia que podemos adoptar fácilmente ante lo que realmente importa. Dice en su reflexión Virginia Fernández,

Encontrando a Dios en lo ordinario.

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Una mirada el Evangelio de Lucas 17, 20-25 La pregunta de los fariseos era un desafío a Jesús. Una mojada de oreja, una tomada de pelo, una bravuconada. El Reino de Dios, está dentro nuestro, es la respuesta. El desafío es ensamblarlo en la vida cotidiana. No tengo dudas que el único camino es la práctica de las virtudes: templanza, justicia, benevolencia, entre otras. El desafío no es solo ensamblarlo, sino como lo sostenemos y como nos sostenemos para no salirnos de él.  En la vida cotidiana, nos encontramos inmersos en una búsqueda constante de significado y propósito. A menudo, miramos hacia el exterior en busca de señales y maravillas que nos guíen o nos den respuestas. Este pasaje nos invita a considerar una perspectiva diferente, una que enfatiza la importancia de la introspección y la presencia interna del reino de Dios. Jesús, al responder a los fariseos, señala que el reino de Dios «no vendrá espectacularmente», desafiando la idea de que la espiritualidad y la conexión divina