El manejo de los tiempos
Lo que más llama la atención es la capacidad de Jesús de controlar los tiempos. Habla de una gran libertad y responsabilidad sobre su propia vida. Tiene una misión y la va a ir realizando paso a paso, como él quiere y determina. No va a dejar que otros tomen decisiones por él. Casi hasta podríamos decir que, cuando llega el momento de la pasión, el momento final, a Jesús no le matan sino que él se entrega.
Hoy se utiliza cada vez más la palabra "Procrastinar" que significa diferir, aplazar o posponer algo, especialmente tareas importantes, a pesar de tener la oportunidad de realizarlas. Desde la psicología, es un problema emocional que consiste en posponer tareas importantes, a pesar de tener la oportunidad de realizarlas; es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo a afrontarlas o pereza a realizarlas. Las consecuencias son impactantes : sentimientos de culpa, frustración, e incompetencia; ansiedad, preocupación, miedo al fracaso; aburrimiento; insatisfacción, inseguridad; estancamiento; problemas de salud; oportunidades perdidas. recargos económicos
En los tiempos que vivimos hoy no sé si todos somos así los dueños de nuestra propia vida, de nuestras decisiones, o si dejamos que sean otros los que decidan por nosotros lo que tenemos que hacer, cuáles son nuestras urgencias. Vivimos pendientes del teléfono celular y de sus mensajes. Todo es urgente. Y el último mensaje que recibimos o la última llamada es la que determina que dejemos lo que estamos haciendo para empezar otra cosa. Son otros los que nos marcan la agenda.
Quizá tendríamos que pensar en aprender de Jesús y decidir nosotros sobre nuestra vida. Cuando es tiempo de trabajar, hay que trabajar. Cuando es tiempo de estar con la familia, hay que estar con la familia (no echando un ojo continuamente al teléfono celular). Cuando es tiempo para orar, hay que orar. Y así irnos haciendo nosotros los responsables de nuestra vida y los que determinamos como usar nuestro tiempo y de fijar las prioridades y urgencias. Y lo que vivimos, sea trabajo, descanso, oración… vivirlo en plenitud, con total atención. Para no ser marionetas movidos siempre por las manos y urgencias de otros. Para ser dueños de nuestra vida.
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Fuente: Evangelio de San Juan 7,1-2.10.25-30. | Fernando Torres, Ciudad Redonda
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