Jesus, siempre espera

Jesús nos recuerda que el camino de la fe no está reservado a los sabios, ni a los que aparentan tener todas las respuestas. Él se revela a los sencillos, a los que saben confiar, incluso en medio del cansancio y de las incertidumbres. Nos invita a acercarnos a Él tal como somos, sin máscaras ni pretensiones. Nos ofrece descanso verdadero, no como un escape de los problemas, sino como una manera nueva de vivirlos, unidos a su amor. Cuando Jesús habla de su yugo, no se refiere a una carga opresiva. Él habla de una alianza, de una relación donde caminamos juntos. Un yugo, en el campo, une a dos animales para que compartan la carga. No se trata de uno solo tirando con esfuerzo, sino de dos caminando al mismo ritmo. Así es con Jesús. No nos invita a cargar solos con el peso de la vida, sino a unirnos a Él, a dejar que nos enseñe su manera de caminar: con mansedumbre, con humildad, con confianza serena. El nos espera, nos espera siempre, no para resolvernos mágicamente los problemas, s...