Pero debemos dejarnos encontrar...
Lc 15: 1-10
Hace muchos años leí un libro escrito por el escritor y dramaturgo judío Solem Asch sobre la vida de Saulo de Tarso o Pablo de Tarso, cuyo título era (o es) «El Apóstol» y me prendo de la carta a los de Filipos. Pablo de Tarso fue un hombre providencial para el cristianismo y la Iglesia naciente, un hombre poseído por un espíritu emprendedor único, con unas dotes y una cultura excepcionales; buen conocedor del judaísmo, estaba preparado para ser el apóstol de los gentiles en el cristianismo.
«Más aún, nadie tendría más razones que yo para confiar en motivos humanos, porque fui circuncidado al octavo día, soy israelita de nacimiento, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos; en lo que toca a la interpretación de la ley, fariseo, y tan fanático, que fui perseguidor de la Iglesia de Dios; y en cuanto a la rectitud que da el cumplimiento de la ley, intachable. Pero todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor a causa de Cristo. Más aún, pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo.» Esto les escribía a los filipenses al recordarle que el combatía a los cristianos por amor a Dios y a su judaísmo. El apego a las leyes, a las formas, antes que a la esencia.
De alguna forma todos combatimos a Cristo, sin darnos cuenta quizás en algún momento de nuestras vidas. Saben que? Cuando perdemos el equilibrio emocional, cuando nos enfocamos en el trabajo más de lo que deberíamos, cuando anteponemos cosas del mundo cotidiano.. Como decía un amigo en uno de los retiros «vamos en cumplimiento, porque cumplo y miento» y eso pasa cuando el compromiso flaquea.
El título del post es una expresión que utilizó en su posteo de hoy, El Anacoreta.. dejarnos encontrar significa que cada uno de nosotros tenemos un camino a Damasco en nuestras vidas; o mejor dicho, todos estamos invitados a transitar a Damasco, como San Pablo. Hacer ese viaje en lo espiritual es encontrar a Jesucristo.
Dice el Santo Padre «La fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo. Quien se convierte a esta elección, después de haber experimentado el pecado, encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos. Pero la conversión, cambiar el corazón, es un proceso, un proceso que nos purifica de las incrustaciones morales. Y a veces es un proceso doloroso, porque no existe el camino de la santidad sin alguna renuncia y sin el combate espiritual. Combatir por el bien, combatir para no caer en la tentación, hacer por nuestra parte lo que podemos, para llegar a vivir en la paz y en la alegría de las Bienaventuranzas.»
Las invitaciones llegan de todas las formas y por cualquier persona; invitación a participar de grupos de oración, hacer retiros, cursillos de cristiandad, convivencias con Dios, seminarios de vida.. todos son los caminos a Damasco; aun a aquellos que tienen crisis de fe.
«Somos preferidos, sin saber que lo somos y sin asombrarnos de que, precisamente cuando andamos más perdidos, con mayor amor estamos siendo buscados. Jesús, amigo de los pecadores, Jesús médico del alma y del cuerpo, Jesús salvación de los oprimidos, Jesús descanso de los abandonados, ten misericordia de nosotros» dice Virginia Fernández, en Ciudad Redonda
Dejarnos encontrar, es ir más allá del desierto.
Paz y bien!
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