La memoria de Dios


Paz y bien

Muy curiosa la costumbre de aquel director de una escuela que, extremadamente ocupado en la dirección del mismo y en la atención de los alumnos y sus familiares, temía olvidarse de Dios y así, había ordenado hacer una placa en la que se leía la inscripción que pusimos en la imagen.

Quizá pueda pasarte a vos también lo mismo; tus ocupaciones, tus problemas, tus preocupaciones, tus trabajos, etc., etc., etc., tal vez te hagan difícil acordarte de Dios a lo largo del día; no estará mal que, al menos en la noche, le dediques alguno de tus pensamientos y que le pidas para el día siguiente su constante protección; porque si es posible que vos te olvides de Dios, no es posible que el se olvide de vos.

Lo dice El mismo en la Biblia: “Podrá la madre olvidarse del hijo de sus entrañas, pero Yo no me olvidaré de tí”; dice Job marcando el sentido de pertenencia al creador “Acuérdate que me amasaste como el barro y que me harás volver al polvo”
Acuérdate de mí, Señor, por el amor que tienes a tu pueblo; visítame con tu salvación, para que vea la felicidad de tus elegidos, para que me alegre con la alegría de tu nación y me gloríe con el pueblo de tu herencia. (Salmo 106, 4-5)
Fraternalmente,

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