Hablemos de paciencia


No persigas, atrae. No fuerces, fluye. No dudes, confía

La parábola de la higuera estéril se dirige a todos los que nos sentimos cómodos en el campo del Señor, pero no damos frutos. La parábola introduce un elemento esencial: la paciencia. Aunque nuestra correspondencia sea escasa, Dios tiene una gran paciencia, pero esa esterilidad no debe prolongarse. El viñador de la parábola pide una prórroga de un año antes de arrancar la higuera, para darle una última oportunidad. 

Esta cuaresma puede ser ese “año más” que nos conceda el Señor para llevar a cabo el cambio que aguarda.

Según un proverbio turco “la paciencia es la llave del paraíso”, o sea de la felicidad y la paz interior. 

Paciencia es la suma de aceptación y fortaleza para afrontar los obstáculos y saber esperar. Paciencia es entender con serenidad que el mundo y los demás tienen su propio ritmo. La verdad es que sólo soy paciente con los demás cuando soy paciente conmigo.

La paciencia es una virtud dorada que crece en el contacto con Dios, la espiritualidad y un estado superior de consciencia. Cuando eres paciente te evitas muchos conflictos, no te alteras o te controlas antes de explotar.

Sé paciente como el agricultor que ara la tierra, siembra, riega, abona, poda y sabe esperar. Dios es paciente contigo, no te juzga, te acepta como eres y te perdona siempre. Ámalo y aprende. Todos necesitamos la sabiduría de la paciencia y la aceptación en épocas críticas.

Decía Plutarco en la antigüedad: “La paciencia tiene mucho más poder que la fuerza”. Aprende a esperar porque todo en la vida sucede a su debido tiempo, cuando es, ni antes ni después.

Ser paciente es estar en el ahora, controlarse y conservar la calma en medio de las contrariedades. Es una virtud de oro que evita conflictos estériles, te aleja del desespero y te llena de paz. La paciencia te mantiene activo, pero sereno, y no hay que confundirla con la resignación o la indiferencia.

Pacientes fueron los grandes navegantes, los exploradores y la mayoría de los inventores. Pacientes son el buen pescador, el campesino y el artista que le dedica años a una obra maestra. La paciencia te permite actuar con calma y te aleja de soluciones facilistas e inmediatistas que suelen ser funestas.

Tengamos tan sólo paciencia, vendrá, tiene que venir, el tiempo sagrado de la paz perpetua, en que la nueva Jerusalén será la capital del mundo; y hasta entonces sean alegres y animosos en los peligros del tiempo, compañeros de mi fe, anuncien con la palabra y las obras el Evangelio divino y permanezcan fieles a la fe verdadera e infinita hasta la muerte. (Novalis)

Para que la paciencia no sea un mero estoicismo, que se basa en el valor de la razón y en la aceptación de que no se puede controlar todo lo que sucede, ha de ser una aceptación de la voluntad del Señor.  

Mostremos todo lo bueno que hay en nuestro interior, y tengamos fe en que, con la ayuda de Dios, no hay lucha o tarea que nos resulte imposible. Él va siempre delante, abriendo camino.



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Huellas de Gonzalo Gallo

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