El Amor exige todo

El escriba la preguntaba a Jesucristo cuál es el principal mandamiento, el imprescindible, el que da sentido a la propia vida. El no responde con una teoría, con un razonamiento o una información. Para Él, este mandamiento es vida, se concreta en un modo de vivir.

Para entenderlo es preciso dar un salto, pasar a otra dimensión: del razonamiento al encuentro. Es fácil? Es salirse de sus propios límites -que a veces los ponen los prejuicios- para ir a charlar con alguien que necesita ser escuchada o escuchado. Que los escribas se quedaran callados y no le hicieran más preguntas, eran indicios de que ellos no querían superar esos límites, o como se dice "le pegó en las llagas" 

Amar a Dios y a los demás supone encontrarse con Dios y con los demás, hacerles lugar, para que Dios y los demás sean el fundamento de la propia vida. Una cosa es encontrar a un hombre que habla del Amor de Dios, y otra es encontrar a un hombre que es el Amor de Dios encarnado; y que nos quiere llevar a ese nivel, a esa lógica del Amor, de la entrega sin condiciones.

El Amor exige todo: todo el corazón, toda el alma, toda la mente, todas las fuerzas. No esperar nada a cambio.. Algunos condicionan la generosidad a la generosidad del otro. Eso es un trueque

Todos nos enfrentamos al Mar Rojo en la vida. Algunos lo atraviesan. No es posible quedarse esperando que las aguas se abran, caminando es como éstas retroceden  

No dependas nunca de la admiración de los demás. No tiene ningún valor, decía Epicteto. Te vuelve vanidoso. Agradece a quien estuvo contigo cuando se te cayó la vida. No hay mayor prueba de afecto que quien se queda a tu lado cuando todos se van.

Pero, si hay que poner al otro por delante, dice Carmen Aguinaco, ¿qué pasa con el amar como a uno mismo? Paradójicamente, poner al otro por delante, practicar todas esas acciones y cultivar todas esas actitudes del amor, es amarse a sí mismo, porque es caminar en la luz y en la verdad. Significa vivir en Dios y no enredado en uno mismo y en las pobres y mediocres comodidades y egoísmos. Es estar cerca del Reino. Mejor incluso que cerca: en el Reino.



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Evangelio (Mc 12, 28-34)

 

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