Simplemente, servidores


Hoy el tema es el servicio. La palabra viene del latín servitium del verbo servire que significa atender, cuidar, servir, ser esclavo, adaptarse a otro o a otra cosa. Todos en la vida, de alguna manera estamos prestando un servicio; algunos remunerados y otros no; algunos premiados con ascensos o distinciones y otros no; y en el trajinar de la vida, algunos la van de sencillos, porque lo son y otros no. Juega la vanagloria. Para entrar a prestar un servicio siempre hay un nexo, el que lo pide, el que convoca, el que llama. 

En cuestiones de Dios, la cosa cambia. 

En los distintos movimientos de la iglesia los que están o fueron llamados a prestar servicios caminan sobre una cornisa de manera permanente: de una lado la sencillez de prestarlo por el gozo de hacerlo, del otro esperando la recompensa, el aplauso, la felicitación.

Y Satanás que se sirve de nuestras debilidades, se prende con todas sus garras te facilita las cosas cuando tu fortaleza espiritual no es tal; miremos, por ejemplo, los servidores de música de una misa, de un retiro, de grupos de oración. Son los primeros en caer porque la vanagloria esta ahí. Siempre.

Los servidores de música, deben estar atentos a los momentos de la misa, o a los momentos donde el Espíritu Santo revolotea para abrir corazones. Hay mucha unción allí. Cuando el servicio se presta -digamos- mecánicamente en la estructura del desarrollo de la misa, más bien entramos en una rutina donde el resultado final es la desarmonía.

Adonde voy con todo este rollo: a que los servidores del Señor deben ser insignificantes, hacerse chiquititos, porque es la manera más sencilla que El manifieste toda su gloria en la asamblea, misa, grupos de oración o cualquiera sea la forma de reunión religiosa. 

Lo mismo pasa con los predicadores, con los ministros de la eucaristía. «Distintos ministerios pero el Señor es el mismo», dice San Pablo en 1 Corintios 12, 5 y agrega: «en cada uno el Espíritu revela su presencia con un don, que es también un servicio (v. 7) 

Y hoy que la vida es todo 2.0 o 3.0 se predica por todos los medios posibles, «... para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona» como dice San Pablo en 2 Corintios 4, 10 

Por eso Jesucristo dice «Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber»

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