13 de agosto de 2016

Antes que sea tarde

Existe el infierno? Si. Es un lugar de absoluta ausencia de Dios. Es un lugar sin límites. Sin valores. Donde da lo mismo chana que juana. Existe entre el cielo y el infierno un lugar: el desierto.

El desierto es un lugar donde la soledad posibilita el encuentro con un mismo, y el silencio hace descubrir la simplicidad de la vida. Se pierden los encantos de las apariencias. La desnudez permite centrarse en lo esencial y la aridez enfoca lo invisible para lo ojos: la propia individualidad, el propio yo, el ser irrepetible en este mundo, la transitoriedad de la vida.

El desierto es un lugar de purificación; sin embargo, el sufrimiento, la soledad y la prueba no purifican en si. Dependerá de la actitud que uno adopte frente a ellos. A lo largo de cada historia personal, al volver la vista atrás -como el poema de Machado- uno ve que desperdició años de su vida doliéndose de su pasado. En vez de superar el problema, fue superado por la anemia de la apatía. Y uno cae en la rutina diaria perdiendo la ilusión por vivir sin importar siquiera el poder, ni el tener, ni el gozar.

Todos somos llevados al desierto cuando nuestras estructuras se desmoronan, cuando se decoloran los planes o se esfuman los sueños; cuando nuestros héroes nos defraudan, cuando una enfermedad o accidente trunca nuestras capacidades o somos decepcionados por quien amamos; cuando se rompen las alas de la confianza o cuando de improviso perdemos todo lo que habíamos ganado con tanto esfuerzo.

A veces, el desierto es una delgada linea entre la vida y la muerte, entre el cielo y el infierno.

Decía San Agustín, «de Dios más fácilmente entendemos lo que no es que lo que es; sabemos que no es tierra, ni agua, ni nada de cuanto se mueve y oculta en ambos elementos; también sabemos que no es ni aire ni astro, ni siquiera ángel, ni virtud, ni potestad, ni trono, ni dominación, ni querubín, ni serafín, ni nada que haya sido creado. ¿Qué es pués? No lo se. Sólo puedo decir de El lo que no es, y no es poco saber de Dios conocer lo que no es, si lo sabemos bien.»


Publicar un comentario

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.