Instrucciones
«Vayan e instruyan» fue lo primero que Jesus les dijo a sus discipulos a enviarlos de dos en dos, para hacernos ver que la instrucción va antes que todo. ¿Que nos permite conocer nuestra religión? son las instrucciones que hemos escuchado. ¿Qué es lo que nos da el horror al pecado, lo que nos hace percibir la belleza de la virtud, lo que nos inspira el deseo del cielo? las instrucciones.
Como decimos siempre, la vida del hombre es un constante pendular entre la virtud de los ángeles y el instinto de las bestias. Sin siquiera pensarlo, hacemos uso del libre albedrio que no es otra cosa que ejercer la libertad. ¿ acaso somos tan ciegos e ignorantes porque no hacemos caso a la Palabra de Dios?
Con una persona instruida, siempre hay recurso. Puede perderse con toda clase de malos caminos, pero podemos esperar siempre que regresará a Dios tarde o temprano, aun cuando sea la hora de su muerte. Una persona que no está instruida en su religión es como un enfermo agonizando, no conoce la gravedad del pecado, ni la belleza de su alma, ni el valor de la virtud, va arrastrándose de pecado en pecado. Una persona instruida tiene siempre dos guías que caminan junto a ella: el consejo y la obediencia.
Todos nosotros tenemos necesidad de palabras de verdad que nos guíen y que iluminen nuestro camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible encontrar la orientación correcta en la vida. Cuando nos alejamos de Jesús y de su amor, nos perdemos y la existencia se transforma en desilusión e insatisfacción.
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