Entradas

Mostrando las entradas de septiembre, 2012

El escándalo

Imagen
Paz y bien 26º Domingo, B, Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48.  Dios mismo es justicia por excelencia. Todas sus obras son justas, ordenadas desde toda la eternidad por su gran potencia, sabiduría y bondad. De la misma manera que lo ajustó todo lo mejor posible, trabaja sin cesar y conduce cada cosa a su fin... La misericordia es la obra de la bondad de Dios; continuará actuando tanto tiempo como se le permita al pecado atormentar a las almas justas. Cuando este permiso sea retirado... todo se establecerá en la justicia, para quedar establecido allí eternamente. Dios permite que caigamos. Pero con su poder y su sabiduría, nos guarda. Por su misericordia y su gracia, nos eleva a una alegría infinitamente más grande. Así quiere ser conocido y amado en la justicia y en la misericordia, ahora y para siempre... Yo, no haré nada más que pecar. Pero mi pecado no impedirá a Dios obrar. La contemplación de su obra, es alegría celeste para el alma temerosa, que desea siempre cumpl

Testigos

Imagen
Paz y bien Un perro ladra cuando su amo es atacado.  Yo sería un cobarde si es atacada la verdad de Dios  y permanezco en silencio.  (Juan Calvino) Un testigo da su palabra, compromete con su palabra y con ella su honor y su vida; pero no siempre se hace caso al testigo ni se le tiene en cuenta. El testigo, por dar su palabra, es una voz; una voz que afirma la verdad, que defiende los derechos de la verdad; pero una voz, que en muchas ocasiones resuena en el desierto; vale decir, una voz que nadie escucha, a quien nadie hace caso... Pero la importancia del testigo no es tanto que sea una voz escuchada y aceptada, cuanto una voz que suene, que siempre persista en sonar, que no se canse de gritar; eso es lo que hace que sea voz; pues si calla, deja de ser voz para convertirse en un silencio... que podrá ser conformismo y tácita aceptación. Mi vida deberá, pues, ubicarse en la categoría de voz que oportuna e inoportunamente suena, habla, llama la atención, exhorta, re

Libres

Imagen
Paz y bien Eres libre para desperdiciar tus energías en la culpa y el odio o para perdonar y perdonarte. Eres libre para aferrarte al miedo y perder el rumbo o para aferrarte al amor y avanzar en la luz. Puedes sentarte a llorar y a criticarlo todo y también puedes apreciar todo lo bueno y aportar. La vida también ha sido dura para los que han dejado una buena huella, sólo que ellos eligieron tener fe y actuar con amor. Desde un lóbrego y sucio pesebre hasta una doliente cruz, Jesús eligió dar amor e irradiar luz. Su vida no fue fácil y tampoco lo es la tuya, pero eres libre para sembrar o arrancar, renegar o aceptar. Simplemente toma lo mejor de la vida, atrae con tu mente lo bueno y aprende a dar sin esperar recibir. Ámate mucho y entonces el amor fluirá de ti hacia todos como brota el agua pura de una manantial. Gonzalo Gallo Dominus Providebit

Ser los últimos

Imagen
Paz y bien 25º Domingo, B, Marcos 9, 30-37 ¡Qué humano es querer ser reconocido! Y qué poco sobrenatural, porque, como dice san Gregorio Magno, «sólo quien ama en verdad a Dios no se acuerda de sí mismo» . Aquí tenemos una señal de nuestra humildad, y en definitiva de nuestro amor a Dios. Sería una pena que hiciéramos el bien con el secreto deseo de autofelicitarnos o de recibir la gloria de los demás. Es una necedad vivir de cara al público, intentar que se hable de uno mismo, inquirir qué opinión tienen. Además es fuente de sufrimiento y de envidia. Lógicamente haremos muchas cosas bien, para la gloria de Dios y el bien de los demás. Pero aunque no nos lo reconozcan -mejor si no lo advierten- no hemos de tener pena ni sentirnos humillados. Quien intenta actuar bien, nada le tiene que importar lo que puedan pensar o decir los demás. Lo único que importa es agradar a Dios. Eso sí que deja paz en el alma; incluso aunque, procurando obrar bien, se haya actuado mal. Teresa de Lis

Corazón recto

Imagen
Paz y bien 22º Domingo, ciclo B, Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23 El corazón designa la persona entera porque designa el fondo. Cada uno decide el bien y el mal ahí, por eso cada uno es moralmente el resultado de sus acciones: cada uno vale lo que valen sus obras, y por tanto lo que vale su corazón. Gran tarea la de educar el corazón en el bien para que vea el bien como bien y el mal como mal y se decida de un modo natural a escoger el bien. Hay quien sabe amar y hay quien no sabe más que amarse a sí mismo. Como dijo Yahvé a Samuel cuando fue a ungir a David: la mirada de Dios no es como la del hombre; el hombre se fija en las apariencias, pero el Señor ve el corazón (1 Sm 16,7). Dios conoce por qué cada uno piensa como piensa y decide como decide. Esto es lo que nos ha de importar: tener un corazón capaz de distinguir y amar el bien, que lleve a actuar con la intención de hacer el bien que Dios ve; el juicio de los hombres no ha de importarnos. Rectitud de intención, por tanto,