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Mostrando las entradas de septiembre, 2025

Servir a Dios o al dinero.

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La liturgia del domingo 21 pasado, en la primera lectura describe una situación en la que caían muchos comerciantes, en tiempos de Amós. De domingo a viernes, haciendo trampa en el mercado, engañando y viviendo como si Dios no jugara ningún papel en su vida. Considerándolo, más bien, una molestia, porque el sábado no podían hacer ningún negocio. En vez de disfrutar de la posibilidad de rezar al Dios que los había liberado de la esclavitud de Egipto, que los había llevado a la Tierra Prometida, estaban quejosos y descontentos. El dinero genera en torno a sí un culto idolátrico. Es la idolatría de nuestro tiempo. Quien ofrece dinero, obtiene votos; quien se presenta adinerado recibe honor, gloria. Quien facilita el crecimiento económico es bien visto en cualquier institución. En la iglesia no llegamos a esos excesos. Pero sí que nos tienta el modelo empresarial de nuestra sociedad y no tenemos imaginación y creatividad suficiente para ensayar otro modelo alternativo, en el que no quedemo...

Enciende una luz

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  Nadie que ha encendido una lámpara la oculta con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entran vean la luz. Porque nada hay escondido que no acabe por saberse; ni secreto que no acabe por conocerse y hacerse público. Mirad, pues, cómo oís: porque al que tiene se le dará; y al que no tiene incluso lo que piensa tener se le quitará. (Lc 8,16-18) Esa luz ya fue sembrada en nuestro bautismo. Aquel día Dios nos otorgó la luz de la fe, fuimos hechos “hijos de la luz”. Fue el día más luminoso de nuestra vida. No tendría sentido que Alguien tan luminoso para el mundo como es el mismo Dios hecho Hombre quedase oculto, desconocido para las gentes. ¡Cuántos somos todavía los cristianos que brillamos poco con nuestra vida, con el ejemplo de nuestras buenas obras, con la palabra amistosa! Necesitamos pedir cada día a Dios que nos aumente la luz de la fe para que nuestro ejemplo arrastre y nuestra palabra mueva, sin que nos venza la tiniebl...

Lo acompañaban los doce y también algunas mujeres

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Evangelio de San Lucas 8, 1-3 «Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.» Se ha dicho de Lucas que es el evangelista de las mujeres porque describe con sensibilidad cuánto se preocupó Jesús de ellas y cómo se incorporaron al grupo de sus discípulos, pero esas mujeres, muchas, aparecen también en los demás evangelios y están presentes desde el principio de la vida de la Iglesia hasta nuestros días. En nuestra época esta presencia de las mujeres en la Iglesia es tema de debate dentro de las reivindicaciones feministas, con posturas muy diferentes y casi irreconciliables, pero no es este el espacio para el tema. Lo cierto es que en los evangelios las mujere...

Cuando Jesús toca nuestras heridas

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Evangelio según San Lucas 7,11-17. El evangelio de hoy revela cosas sencillas y profundas; la mirada de Jesús, el consuelo que abre caminos, el toque que transforma, la vida que regresa, la alegría compartida. Si ayer meditábamos en el dolor de María, hoy el Evangelio nos presenta las lágrimas de una madre viuda que llora a su hijo muerto. Tal vez la viuda de Naím pueda ser imagen de Santa María o de la Iglesia llorando por sus hijos “muertos”. Tal vez tu y yo y muchos estemos necesitados de una Voz soberana que nos diga con fuerza: ¡A ti te lo digo, levántate! Una Voz que nos levante de la tumba.  Porque, casi sin darnos cuenta, igual estemos mas muertos que vivos. Dormidos tan profundamente que parecemos muertos porque en algún momento perdimos la gracia a fuerza de cesiones en detalles que estimamos poco importantes, caímos en cierto fariseísmo, nos acostumbramos a unas prácticas rutinarias, confundimos la libertad de los hijos de Dios con la pretensión de autosuficiencia, nos c...

15 de septiembre: Virgen de los Dolores

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Evangelio de San Juan 19,25-27 Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Muchas veces habremos contemplado, en un cuadro o en nuestra imaginación, la escena del Evangelio de hoy: Jesús en la Cruz y, a sus pies, su Madre, las santas mujeres y el discípulo amado. Queda sitio para nosotros, que somos también discípulos amados, fieles al Maestro en su hora. Jesús llama “mujer” a su Madre, como también lo hizo en las bodas de Caná. Ella es la Nueva Eva. La primera Eva fue también llamada “mujer”, pero engañada por la serpiente, desobedeció al mandato divino. Aun así, Dios prometió que la mujer se opondría a la serpiente, pues un descendiente de ella, Jesús, le aplastaría la cabeza. Em...

Fiesta de la exaltación de la cruz, un amor elevado para salvar al mundo

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Evangelio de San Juan 3,13-17 . En este pasaje, Jesús conversa con Nicodemo, un hombre respetado, un maestro de la ley. Pero más allá de su título, Nicodemo era alguien con preguntas. De noche, buscando claridad en medio de la confusión, se acercó a Jesús. ¿Quién no ha sentido ese anhelo de respuestas, especialmente cuando lo que sabemos ya no nos basta? Jesús no le responde con fórmulas teológicas. Le habla con símbolos conocidos: Moisés, la serpiente en el desierto… y luego se refiere a sí mismo como aquel que será “elevado”. Y no se refiere solo a la cruz, sino también al amor que esa cruz revela. Un amor que no espera perfección para darse. Un amor que no juzga desde arriba, sino que se encarna y camina con nosotros. La imagen de la serpiente elevada por Moisés era una medicina visual, una señal de esperanza para quienes sufrían. Jesús se convierte ahora en esa nueva medicina, no solo para sanar el cuerpo, sino el corazón. En nuestras comunidades, la pastoral no puede ser solo plan...

Lo que somos y lo que Dios quiere que seamos

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Evangelio según San Lucas 6,37-42. « ...No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará... .» Es común que todos, en primer lugar y sin meditar, pensemos que nuestras razones son poderosas y que cuando las dan los demás y no coinciden con las nuestras digamos o nuestro cerebro diga "pueden estar equivocados" sobre todo porque no ven con nuestros ojos.  Esto no siempre significa que juzguemos sino que nuestro yo interior se incomoda hasta que pasado este primer impas, medita, se sosiega y se pone en el lugar del otro y ya la cosa puede cambiar y ver que no siempre llevamos razón, no siempre hacemos lo que decimos, no siempre vemos con los ojos del verdadero amor, no siempre sabemos contenernos y por eso somos humanos y por eso Dios nos dotó con múltiples capacidades y entre ellas destacan para lo que nos ocupa: REFLEXIÓN, PERDÓN Y AMOR, y saber que El escribe con renglones torcidos y no quiere mas que nuestro b...

Hablemos de silencios

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“Hay un tiempo para cada cosa, y un momento para hacerlo bajo el cielo... un tiempo para callarse y otro para hablar.” (Eclesiastés 3, 1-7) El evangelio de hoy, no cuenta que Jesús pasó la noche en silencio, alejado de todo y de todos, orando con Dios.  « La voz no existe, es un fenómeno. Solo existe cuando está sucediendo. Si abres un cuerpo, no la vas a encontrar »; me apareció esta reflexión en uno de esos reeles motivaciones de Instagram. Y me llevó a lo que escribimos en el blog hace ya tiempo sobre el saber callar. Es todo un arte... cuando, donde y como se debe callar. Ese arte no lo enseña ni la ciencia, ni la reflexión, sino la propia vida. Uno se arrepiente más de hablar que de callar, aunque a veces será una obligación el que hables y callar entonces será para uno vergonzoso. Calla cuando debes callar; jamás hables cuando no debas hablar o cuando no sea prudente que hables; espera el momento oportuno, para que entonces tu palabra sea beneficiosa... mientras tanto, conser...

Seguir a Jesús con los pies en la tierra y el corazón en alto

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Evangelio según san Lucas (14,25-33): Hay decisiones que no se toman por impulso, sino que se meditan con el alma. Seguir a Jesús no es una moda ni una emoción pasajera. Es una elección radical, que empieza en lo más profundo del corazón y se construye, día a día, con la vida misma. Jesús no habla de romper vínculos, sino de ordenar prioridades. Cuando Él dice que debemos “posponer” incluso a los más cercanos, nos está recordando que nuestra entrega no puede tener condiciones ni excusas. Es una invitación a poner a Dios en el centro, sin que eso signifique dejar de amar a quienes nos rodean. Muchos en la parroquia preguntan: “¿Qué significa cargar con la cruz?” Algunos imaginan sufrimientos grandes o tragedias, pero la mayoría de las veces, la cruz tiene forma de perseverancia silenciosa. Es la paciencia con la familia, la entrega constante en el grupo de oración aunque no siempre se vean frutos, la humildad de limpiar el templo sin que nadie lo note, o el perdón ofrecido aunque duela....

Santa Teresa de Calcuta

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  Evangelio de San Lucas 5, 33-39 «... Nadie echa vino nuevo en odres viejos. Si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se destruirán. Pero el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: "El añejo es bueno". » Hoy celebramos la fiesta de Santa Teresa de Calcuta, más conocida en el mundo entero como Madre Teresa. Nacida en 1910 en Skopje (actual Macedonia del Norte), ingresó de joven en las Hermanas de Loreto, en Irlanda, y pronto se trasladó a la India, donde enseñó en una escuela femenina de Calcuta. En 1946, durante un viaje en tren, experimentó lo que más tarde describió como una "llamada dentro de otra llamada": la profunda convicción de que Jesús le pedía que abandonara la seguridad de su convento y se dedicara a servir a los más pobres entre los pobres. Con nada más que un sencillo sari blanco y un corazón lleno de fe, empezó a recorrer las calles de Calcuta, aten...

Lo dejaron todo y le siguieron

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Evangelio de San Lucas 5, 1-11 « ... Y cuando hubieron llevado las barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron. » Sin duda, que el evangelista nos está hablando de otras redes y otra pesca. Sin duda, que está hablando del trabajo de los misioneros, de los que después de la resurrección fueron, y van, por los caminos del mundo anunciando con sus palabras y con sus hechos, el reino. No siempre se pesca. Ni siquiera siempre consiguen que les escuchen (así le sucedió a Pablo en Atenas, Hechos 17,16-34). Pero ellos no cejan porque se sienten llamados a esa misión: anunciar el reino de Dios, el amor y la misericordia de Dios para todos los hombres y mujeres, sin excepción, sin excluir a nadie. Y siguen echando la red, anunciando el reino, en el nombre de Jesús. Pero misioneros no son solo los que van a países lejanos, dejando su tierra. Misioneros somos todos porque todos estamos llamados a dar testimonio del Dios de Jesús. También aquí y ahora, en nuestras oficinas, en nuestras familias...

Cuando los mayores desafíos vienen de los lugares más cercanos.

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Siempre que miro la serie The Chosen pienso lo mismo: Jesús se murió con la tristeza que le provocaba darse cuenta que sus discípulos no lo entendían; no comprendían sus metáforas, sus parábolas. Un hombre común y corriente que leí en la sinagoga « El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para promulgar el año de gracia del Señor » Durante siglos, Israel ha esperado al Mesías que libraría al pueblo de sus aflicciones. Y ahora, en la sinagoga de Nazaret, ese hombre al que todos conocen, Jesús, el hijo de José y de María, el artesano, afirma que se ha cumplido esa profecía, aun sabiendo que sufriría las consecuencias de oponerse al orden establecido. Hay algo incómodo en este pasaje. Jesús no está predicando a extraños, ni a multitudes que lo buscan con hambre de milagros. Está en su pueblo, con los suyo...