El mérito es de Dios
Con la paz de Cristo No busques el éxito menospreciando a los demás. No digas nunca palabras hirientes; hieren a los demás, pero más te hieren a ti mismo; sales tu más perjudicado y te rebajas. No seas jactancioso; tienes cualidades, pero también las tienen los otros; tienes cosas que ellos no poseen; pero ellos quizá te aventajen en muchas otras cosas. No pongas la cara larga, como pidiendo un poco de compasión; sé más bien alegre y muéstrate sonriente; es más agradable y hasta más bonito. “Y ahora, así habla el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú me perteneces. Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán. Porque yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador.” (Is 43, 1-3) Entierra el hacha, envaina la espada, esconde el martillo; nadie se elevado menospreciando a los demás.