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Mostrando las entradas de febrero, 2010

Salmo 139

Señor, tu me examinas y conoces,  sabes cuando me siento y cuando me levanto,  tu conoces de lejos lo que pienso; su sabes si camino o si me acuesto y tu conoces bien mis pasos. Aún no esta en mi lengua la palabra,  cuando ya tu Señor, la conoces entera. Me abrazas por detrás y delante, después pones tu mano sobre mí. Ti ciencia es un misterio para mí, tan grande que no puedo comprenderla. ¿Adonde podré ir, lejos de tu espíritu? ¿Adonde podré huir lejos de tu presencia? Si subo a las alturas, allí estás si bajo a los abismos de la muerte, allí también estás. Si le pido alas a la Aurora para irme a la otra orilla de los mares también allá tu mano me conduce y me tiene tomado tu derecha. Y si dijera entonces ¡Que me oculten al menos las tinieblas y la luz se haga noche en torno mío! Pero aún las tinieblas, nada tienen de oscuro  para tí y la noche ilumina como el día. Pues tu Señor, formaste mis entrañas, me tejiste en el seno de mi Madre. Te doy gracias Señor por tantas maravillas, qu