La linea recta.., seguir la linea recta


Vivir en linea recta no es fácil, pero es una responsabilidad. No resultará fácil vivir sin desviarse a la derecha o a la izquierda; sin hacer caso de los comentarios que lleguen a nuestros oídos, sean favorables o no; sin dejarse llevar por los ejemplos que otros nos presenten; sin dejarse absorber por la fuerza de los ambientes; sin fijarse mucho en lo que hacen otras personas; esto es vivir en linea recta y no torcer ni a derecha ni a izquierda.

Oportunidades, conveniencias, utilidades, progresos, ascensos y miles de cosas más suelen confabularse para que no vivamos en la linea de rectitud. Y solemos ser nosotros mismos los que más esforzamos para explicarnos a nosotros y a los demás que los caminos torcidos que seguimos, son en realidad rectos.

Pero hay dos a quienes nunca podremos engañar: nuestra propia conciencia y Dios. Son ellos los que trazan la linea recta de nuestra vida. No bastan palabras, se necesitan obras; cuando por la noche te examines, no lo hagas solo respondiendo a esta pregunta: ¿Dije algo bueno? sino sobre todo a esta otra: ¿Hice algo bueno?

«Hijitos, nos amemos con puras palabras y de labios afuera, sino verdaderamente y con obras. Esto nos dará la certeza de que somos de la verdad y se tranquilizará nuestra conciencia delante de El.» (1 Jn 3, 18-19)




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Con textos de Alfonso Milagro

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