Santa Teresa de Calcuta

 


Evangelio de San Lucas 5, 33-39

«... Nadie echa vino nuevo en odres viejos. Si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se destruirán. Pero el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: "El añejo es bueno". »

Hoy celebramos la fiesta de Santa Teresa de Calcuta, más conocida en el mundo entero como Madre Teresa. Nacida en 1910 en Skopje (actual Macedonia del Norte), ingresó de joven en las Hermanas de Loreto, en Irlanda, y pronto se trasladó a la India, donde enseñó en una escuela femenina de Calcuta. En 1946, durante un viaje en tren, experimentó lo que más tarde describió como una "llamada dentro de otra llamada": la profunda convicción de que Jesús le pedía que abandonara la seguridad de su convento y se dedicara a servir a los más pobres entre los pobres. Con nada más que un sencillo sari blanco y un corazón lleno de fe, empezó a recorrer las calles de Calcuta, atendiendo a enfermos, abandonados y moribundos.

Con el tiempo, otros se le unieron y se fundaron las Misioneras de la Caridad, que se convirtieron en una orden mundial dedicada a servir a los pobres, enfermos y vulnerables. La Madre Teresa se convirtió en un símbolo mundial de la compasión, no por sus grandes discursos ni sus grandes edificios, sino por su cercanía radical a quienes la sociedad había dejado de lado. Curó heridas, levantó cuerpos moribundos de las calles y recordó a los olvidados que eran hijos amados de Dios. Para ella, cada persona que sufría era "Jesús disfrazado de angustia", como decía. Su vida fue un testimonio vivo de que la santidad no se encuentra en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer cosas ordinarias con amor extraordinario a personas ordinarias.

El Evangelio de hoy habla del "vino nuevo" de las enseñanzas de Jesús, que no puede ser contenido por odres viejos. La vocación de la Madre Teresa fue precisamente ese vino nuevo. Dejó atrás el viejo odre de la vida conventual y se entregó por completo a la nueva misión que Dios le encomendó. Su testimonio nos recuerda que el Evangelio es siempre nuevo, siempre desafiante, siempre nos empuja más allá de la comodidad y las convenciones. Como el vino nuevo, la llamada de Dios puede hacer estallar nuestros viejos esquemas, conduciéndonos a lugares inesperados donde su amor es más necesario.

Nuestra acuarela del artista estadounidense John Alan Warford es hermosa por su sencillez: una escena tierna e íntima de la Madre Teresa atendiendo con delicadeza las heridas de un enfermo.

Paz y bien


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Textos del Padre Patrick van der Vorst

Madre Teresa,

Pintura de John Alan Warford,

Pintado en 2017

Acuarela sobre papel

John Alan Warford, todos los derechos reservados




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