¿Como se le sigue a Jesús hoy?


Haciendo el bien, sin mirar a quien dice el proverbio. Todos fuimos bautizados. De allí en más, la semilla la coloca la familia. De a poco. Los católicos, primera comunión, confirmación en la fe y luego, ya con criterios propios, enfrentamos al mundo con pocas herramientas, si lo que recibimos en familia, fue poco, la defensa ante un mundo cada vez más tentador, los resultados pueden ser caóticos. 

Y aparecen las herramientas para empezar a caminar la vida de Cristo. 

Comienza con una invitación a cursillos de cristiandad, seminarios de vida, militar en la renovación carismática católica, convivencias con Cristo, Pablo, Pedro, Virgen María, con el Espíritu Santo... es un camino largo porque a medida que uno avanza para predicar a otros sus experiencias, va dejando atrás todo o casi todo y ocurre, como a los primeros cristianos, que comienzan las complicaciones en sus hogares; su pareja no lo sigue, no comparte las experiencias... En la serie "los elegidos" las roscas (peleas) entre Pedro y su esposa eran profundas, importantes; quejas, reclamos de no estar nunca y finalmente, esa realidad golpea en la relación de Pedro con Jesús o mejor dicho, con la militancia. Por eso Pedro le dice a Jesús, a modo de reproche: lo dejamos todo para seguirte

Jesús te exige porque el va para adelante y si te quedaste con el grado de compromiso que asumiste...  A los tibios los vomitaré, dice el señor en Apocalipsis 3,16.  Es que el hombre, como especie, como creatura de Dios, hace uso -como lo dijimos muchas veces- del libre albedrio y como quien deshoja una margarita, va caminando la vida, a veces, haciendo cierto aquello que "Dios escribe derecho en renglones que son torcidos", otras veces, no.

Retomo lo de "hacer el bien sin mirar a quien", con lo que uno tiene e hizo en la vida. ¿Todos se preocupan de llenar el granero para pasar el invierno? No todos. Cada uno tendrá su trabajo, su profesión, sus relaciones publicas.., lo necesario para vivir la vida «La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse» decía Ernesto Sábato, poeta y pensador argentino. 

La Madre Teresa de Calcuta decía  «Las riquezas, tanto las materiales como las espirituales, pueden ahogarnos si no las usamos bien. Porque ni siquiera Dios puede poner algo en un corazón que ya está lleno. Un día surge el deseo de tener dinero y todas las cosas que éste puede proporcionar, las cosas superfluas, lujos en la comida, exquisiteces en el vestir. Las necesidades aumentan porque una cosa lleva a la otra, y la consecuencia es una insatisfacción incontrolable. Conservémonos todo lo vacíos que podamos para que Dios pueda llenarnos. 

En la cruz Cristo no tenía nada. La cruz se la dio Pilatos; los clavos y la corona, los soldados. Estaba desnudo. Cuando murió le quitaron la cruz, los clavos y la corona. Lo envolvieron en un trozo de lienzo donado por un alma caritativa y lo enterraron en una tumba que no le pertenecía. Aunque podría haber muerto como un rey e incluso haberse librado de la muerte, eligió la pobreza porque sabía que ése era el auténtico camino para poseer a Dios y para traer su amor a la tierra.

San Francisco tenía una de las formulas de la felicidad; le pedía Dios: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde haya tristeza, yo lleve alegría. Que donde haya oscuridad, yo lleve luz. Que donde haya odio, yo lleve amor.

Todos estamos llamados a esta comunión de amor. Por eso, cuando nos parezca que en nuestra vida cristiana cuentan más las renuncias que las satisfacciones, podemos recordar las promesas del Señor, y pedirle que nos ayude a caer en la cuenta de que el ciento por uno se experimenta cuando compartimos alegremente la vida con las personas que tenemos alrededor, sabiéndonos parte de esta gran familia, la familia de Dios.





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