Renacidos


«¡A vino nuevo, odres nuevos! » (Mc 2, 22)

Espíritus renovados... nacidos de nuevo... sin importar la edad que tengamos. «La conversión es cosa de un instante, la santificación es una obra de toda la vida» es la reflexión de san José Maria Escrivá de Balaguer. Un proceso de conversión que se da cuando nosotros decidimos, con absoluta libertad.

Dios necesitó un solo segundo para perdonarnos, pero necesita toda nuestra vida para transformarnos. Es una tarea continua, un proceso; cuando un orfebre está trabajando una pieza de plata, la tiene que pulir y pulir hasta que su rostro se refleje con toda claridad y nitidez en la misma. De esta manera se ve la obra de Dios en nosotros. El nos va puliendo y purificando hasta que en nosotros se refleje el rostro de Cristo.

Ya somos odres nuevos y de a poco va creciendo la vida de Jesús en nosotros. Y este crecimiento se manifiesta viviendo las bienaventuranzas; ellas, no son mandamientos ni obligaciones. Son el evangelio puro. Es la obra de santificación que el Espíritu va haciendo en nuestra vida. 

Paz y bien



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