La parábola del sembrador, es un llamado a ser tierra fértil y sembradores de esperanza ¿se puede?


¿Es posible en un mundo consumista, en una sociedad competitiva? ¿Es posible en una sociedad de desigualdades tan marcadas entre ricos y pobres? ¿Como deben ser los espacios para desarrollar "nuestra huerta" y una vez con los brotes afuera y firmes, salir a sembrar? La desigualdad social en la época de Jesús no es tan distinta a la que hoy existe, sólo que en aquella época, el pueblo judío vivía esperanzado en el rey que vendría para salvarlos de la vergüenza, del oprobio, por lo tanto había lugar para la esperanza..., ante la desilusión manifiesta de que el reinado no era el reinado que se esperaba, los milagros y las curaciones "salvaban las papas" como decimos ahora, para aceptar un reino que no lo verían nunca, no lo palparían nunca ¿paliativos? 

Un pueblo mas civilizado este del siglo 21, con mas conocimiento producto de la globalización, recibe la palabra con más resignación, sabiendo que Jesús lo salva de las miserias, no esperando la vida eterna, sino esperando encontrar el sosiego para vivir con menos tormento. Muchos van a misa diaria por costumbre o porque encuentran la tranquilidad de una vida cargada de ansiedad. Resolviendo los problemas, con mansedumbre que lleva a la resignación. 

Vivo en una ciudad donde los punguistas, lo ladrones de poca monta cambian el litro de leche por droga o venden lo que roban para comprar droga, falopa o charuto de marihuana.

A gran escala, en ciudad grandes de Argentina, la cosa cambia (Rosario, Buenos Aires, Córdoba, por citar algunas). Los espacios controlados por organizaciones narco criminales son el lejano oeste. En ese mundo, desde la perspectiva argentina, los curas villeros tiene que tratar de calmar las aguas, tienen que cultivar, encontrar tierra fértil y sembrar. ¿Se puede? ¿Como se hace cuando concurren miles a los comedores comunitarios? 

Hoy el negocio pasa por la venta de armas, el narcotráfico, la venta de órganos.. porque es un negocio financiero en si mismo. Siempre el llamado combate contra el narcotráfico como el que plantean los gobierno significa más control sobre la gente y nunca eliminar el circuito del dinero que lo convierte en uno de los grandes negocios que generan dinero fresco al sistema capitalista. 

Lo que se entiende hasta en las películas, es que cada tanto baja la violencia para que el negocio funcione mejor y sin llamar tanto la atención. La matriz es esa: lo que realmente importa es que siga fluyendo el dinero. El narcotráfico no se toca a fondo porque es uno de los elementos fundamentales del sistema financiero. Lo que aparece en las noticias es lo que ocurre en los eslabones inferiores, barriales, donde van cambiando ciertas figuras y bandas que se enfrentan por las sobras del negocio, pero en definitiva no se afecta nunca el circuito grande del dinero. Quiero decir: nombran como narcotraficantes de alto perfil a miembros de bandas que apenas son sicarios y no grandes distribuidores o exportadores. Los más pesados de los detenidos te diría que son personajes intermedios de esos grupos que ni siquiera son carteles internacionales sino bandas narcopoliciales. Está bien que esos sicarios estén presos, han asesinado gente del barrio, hasta criada con ellos, o sea que son absolutamente desclasados. Pero los que no aparecen son los jefes de guante blanco, los que manejan el negocio financiero: no viven en los barrios populares y son los que nunca caen.

El negocio fluye, los pibes/ chavales/ gurises, se convierten en sicarios por dinero para comprar drogas. 

Es ese mundo, en ese escenario, debemos ser tierra fértil sembradores de esperanza. Ojala se pueda, de lo contrario, seríamos una cofradía encerrada en si misma, como un gusano de seda o como un caracol, como si viviéramos en una catacumba. 


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