Carpe diem, el «hoy» de Cristo


El viejo adagio “carpe diem” también tiene algo que decirnos: 
aprovecha el hoy en el que Dios sale a tu encuentro para sanarte y hacerte feliz.

Evangelio de San Lucas 1,1-4.4,14-21.

El relato de Lucas nos introduce en aquel acto sinagogal. Después de algunas oraciones se lee una sección del Pentateuco o Torah, la Ley de Dios, y un texto profético que ilustra el sentido de lo que enseña la Ley. El que preside invita a alguno de los presentes a leer, o alguien con la debida preparación se alza voluntariamente para hacer la lectura, y explicar luego el sentido de la Palabra de Dios. 

En esta ocasión, Jesús se levanta y, en el rollo del profeta Isaías que le ofrecen, encuentra un texto donde el profeta habla de un ungido del Señor que lleva la buena noticia de la salvación y el anuncio de que Dios librará al pueblo de sus aflicciones. Son palabras de consuelo, dirigidas a las gente de Judá que se afanan en tareas de reconstrucción tras muchas décadas de ruina y decaimiento, consecuencia de la conquista de su territorio por las tropas babilónicas a comienzos del siglo VI a.C. Los que, al fin, regresan del destierro se ven incapaces de sanar tantas heridas materiales y morales, pero Dios cumplirá sus esperanzas de salvación. 

Ahora bien, lo que Jesús acaba de leer en la sinagoga no es un simple recuerdo de un anuncio esperanzador que Dios hizo realidad en el pasado, es noticia de lo que está sucediendo de verdad en medio de ellos, y así lo hace notar:  "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".(v. 21). Jesús es el redentor anunciado.

Ese “hoy” del que habla Jesús en el evangelio no es solo un instante sucedido hace más de veinte siglos. Jesús también nos habla a cada uno “hoy”, en pleno siglo XXI, porque también ahora el “ungido del Señor” (el “mesías”, que es la palabra hebrea que se traduce por “ungido”), Jesucristo, está vivo y se dirige a cada uno de nosotros para sanar nuestras dolencias, debilidades y pecados. Hoy puede ser para mí y para cada uno de nosotros un día de salvación. No dejemos para mañana la decisión que el Señor espera de nosotros “hoy”: una conversión, perdonar y acoger el perdón, recomenzar con la ayuda de la gracia, entrega plena,… El viejo adagio pagano del “carpe diem” (Exhortación a aprovechar el presente ante la constancia de la fugacidad del tiempo) también tiene algo que decirnos: aprovecha el hoy en el que Dios sale a tu encuentro para sanarte y hacerte feliz.

Hoy, Dios cuenta con nuestra respuesta positiva para seguir haciendo realidad la salvación conseguida por Jesús para toda la humanidad, para nosotros y para llevarla a todo el mundo. “Esta es también nuestra misión: ser ungidos por el Espíritu e ir hacia los hermanos para anunciar la Palabra, siendo para ellos un instrumento de salvación” (Francisco, Mensaje para la 54 Jornada mundial de oración por las vocaciones).

Jesús vino a traernos su Buena Nueva, a devolvernos la libertad, la vista, a posibilitarnos la reconciliación con Dios. La fe en Cristo nos permite ver la vida y los acontecimientos con distintos ojos; poder mirar de otra manera a las personas y los sucesos de la vida. Poder escuchar, ver, ser libre, sentirnos en paz con Dios y con los hermanos, dentro de la Iglesia, son elementos que deben estar siempre presentes en la vida de todo creyente en Jesús.

Paz y bien


__

Textos de Francisco Varo, Opus Dei

Comentarios