La costumbre de contestar «estoy bien»

Nos hemos acostumbrado a decir «estoy bien» para ahorrarnos preguntas que no queremos contestar. Es una manera de no darle lugar a la misericordia. Contestar así me cae como anillo al dedo muchas veces al día, y lejos de sentirme cómodo, la siento como una pared, ya que no se abre un canal para soltar los miles de pensamientos y emociones que a veces nos inundan. ¿No les pasa? Como decimos en Argentina, "la careteamos" (un poco o bastante) Sea por miedo a sentirnos vulnerables y mostrar una fachada de control, o por esa presión social que a menudo promueve la idea de que debemos estar siempre bien, o quizás porque decidimos ponernos en modo “ahorro de energía” y así no entrar en conversaciones agotadoras, o tal vez tenemos la sensación de que nos sentiremos juzgados, el “estoy bien” es una respuesta que muchas veces nos sale en automático. Y me pregunto: ¿estamos siendo honestos con nosotros mismos y con los demás? Este comportamiento puede llevarnos a una desconexión emocio...