Cristo, siempre interpela

Domingo 28, tiempo ordinario Ciclo B. evangelio de San Marcos 10, 17-30

Podría decir que lo que hoy escribo es una continuidad de mi posteo anterior que es una síntesis increíblemente ¿perfecta? de las diferencias entre el hombre, los ángeles y las bestias: el libre albedrio. Ediht Warthon, la primer mujer en ganar un premio Pulitzer, novelista estadounidense nacida en 1862 decía que «La gente paga por lo que ha hecho y por aquello en que se ha convertido. Y la paga de manera simple: con la vida que lleva»

Cristo, siempre interpela. El evangelio de hoy marca el punto de inflexión entre el compromiso con El y el laicismo. Donde las personas somos avatares, los discursos son tweets y la política un circo la iglesia católica es interpelada por los hechos cotidianos. Y en este escenario, cabe el evangelio de hoy? 

Cristo que siempre interpela le diría a cualquiera que no le nace del alma convertirse, sino arrimarse a la iglesia para pasarla bien.. A vos, que te vi juntarte con los malvados, que no escatimaste nada a tu alcance para llegar a tener cosas sin pensar siquiera en las personas que utilizaste y las familias que sufrían las consecuencias de tus actos. Actos nocturnos, claramente. Y te quedó esa costumbre: trabajar en la oscuridad. Escondiéndote con los poderosos. Como Judas Iscariote. Comiendo con los poderosos de la iglesia que no son más que curas de pueblos; vas al coro y seguramente hasta te imaginas algún día ser ministro de la eucaristía. Quizás creas que con eso se arreglan las cosas. No están los muertos para reprocharte. No quieras subir alto, cuando mas alto sube el mono, mas se le ve el traste y su mugre. A vos te cuento que la única manera de salvar tu alma es recorriendo donde viven las personas que en tu ambición desmedida antes de conocerme, te llevaba.

Cuando la política entra por la puerta, la familia sale por la ventana. Escribía todo esto y me acordé del mito de Casandra

El mito de Casandra simboliza la frustración y la impotencia de quien tiene conocimiento pero es incapaz de cambiar el curso de los acontecimientos debido a la incredulidad de los demás. Su historia ha sido interpretada a lo largo de los siglos como una metáfora del aislamiento y la desesperación, así como un recordatorio de la fragilidad del poder profético cuando se enfrenta a la incredulidad y la resistencia humanas.

En ese mundo, hay que moverse. Ser héroes en los retiros, cursillos, convivencias es fácil. Serví al Señor quizá sin merecerlo. Hasta te diría que El me puso el yugo para que sepa cuanto pesa (Mateo 11, 28 -30)y me fui quedando en el camino porque mis riquezas no fueron vendidas o porque la vida misma me fue llevando. Pero como Dios escribe derecho en renglones torcidos...