Lucas 2, 29-32
La ley de gravedad tira hacia abajo; los instintos tiran hacia abajo; el peso de la comodidad nos deja en el llamo; solamente el empuje del motor es el que posibilita ascender a las alturas o arrastrar el tren hacia adelante.
Si en la vida nos dejamos llevar por instintos e inclinaciones, por comodidades o conveniencias, no podremos volar a gran altura... una vida de bajo vuelo, de muy limitada visión, de horizonte difusos.
Es siempre más hermoso y provechoso aspirar a las alturas oxigenadas que a las miasmas de los pantanos; se divisa siempre un panorama más cautivados desde arriba que al ras de la tierra.
«Señor, ahora ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu Salvador que tu preparaste para presentarlo a todas las naciones. Luz para iluminar a todos los pueblos y gloria de tu pueblo, Israel»Adelante... siempre hacia arriba...Cristo posibilitará nuestro perfeccionamiento.
Fraternalmente,
†
Dominus Providebit