5 de octubre de 2010

Inclinaciones opuestas

Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre!
Hijo, observa atentamente las inclinaciones de la naturaleza y de la gracia porque con frecuencia se mueven con toda sutileza y en forma contraria y apenas se puede distinguir el hombre iluminado y de vida interior.

Todos desean el bien y algún bien todos se proponen en lo que dicen o hacen, pero muchos son engañados por las apariencias de bien.

La naturaleza es astuta, arrastra a mucha gente, la enreda y engaña y se pone a si misma por fin. La gracia, en vez, obra con sencillez, huya hasta las simples efigies del mal, no tiende lazos engañosos y cumple todas las cosas por Dios en el cual, como conclusión hallará descanso.

La naturaleza no quiere morir, ni ser oprimida ni vencida, no quiere que la metan ni consiente que la dirijan. La gracia, por el contrario, se dedica a la propia mortificación, lucha contra la sensualidad, admite estar sometida, acepta ser vencida y no desea gozar de la propia libertad, prefiere vivir bajo disciplina, y no quiere prevalecer sobre los demás, desea vivir, estar y mantenerse sujeta a Dios y por su amor está dispuesta a someterse con humildad a toda criatura humana.
Que el Señor los bendiga,

Claudio

1 comentario:

  1. Tu exposición me recuerda mucho a los escritos de Santa Hildegarda de Bingen. Vi hace días una película de su biografía y al leer tu post me he alegrado. Un saludo

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