20 de agosto de 2010

Discernimiento, fe en el poder de la oración.


¡Paz y bien en Cristo Jesús y en la Virgen María!

Para ir complementando las reflexiones sobre discernimiento en espíritu que empezamos ayer, les acercamos una reflexión del Señor sobre las actitudes de Satanás, luego de su experiencia en el desierto (Lc, 4, 1-13). El texto, viene de la revelación de Jesús a María Valtorta, escrita el 24 de Febrero de 1944 y está -para quienes deseen leerlo- en la página 281/282 del 1º tomo de la colección El Hombre-Dios.
Dice Jesús:

"Lo has visto. Satanás se presenta siempre con ropaje benévolo y en forma ordinaria. Si las almas están atentas y sobre todo en contacto espiritual con Dios, advierten el aviso que las pone alertas y prontas a combatir asechanzas del demonio. Pero si las almas no hacen caso al aviso divino, se separan debido a pensamientos del todo humanos que entorpecen, si no buscan ayuda en la oración que las une a Dios y que da fuerzas al corazón humano; dificilmente pueden ver la trampa escondida bajo una apariencia inofensiva y helas aquí que caen. Librarse después de esa trampa si que es difícil.

Los dos senderos más comunes de Satanás para llegar a las almas son el sentido y la gula. Siempre empieza por la materia. Cuando esta ha sido derrotada y sujeta, el ataque continúa en las partes superiores del hombre. Primero la parte moral; el pensamiento con su soberbia y avidez; después el espíritu, al quitarle no sólo el amor divino, que ya no existe desde el momento que ha sido sustituido por otros amores humanos, sino también el temor de Dios. Entonces es cuando el hombre se entrega a Santanás en alma y cuerpo con la condición de poder gozar de lo que quiera y gozar siempre.

Tu has visto la forma en que me comporté: silencio y oración. Silencio. La razón es que si Satanás se presenta seductor y se acerca, se le debe soportar sin tantas impaciencias ni temores inútiles. Es menester reaccionar con valor a su presencia y a su seducción con la plegaria.

Es inútil discutir con Satanás, vencería él, porque tiene una lógica más fuerte. Nadie, más que Dios puede vencerle y por eso es necesario recurrir a Dios que hablará por nosotros, a través de nosotros. Enseñar a Satanás aquel Nombre y aquella Señal no tan sólo escritos en el papel o grabados en madera, sino escritos y grabados en el corazón. Mi nombre y mi señal. Contraatacar a Satanás tan solo cuando insinúa que él es como Dios, usando las palabras de Dios. El demonio no las soporta. A continuación, después de la lucha, viene la victoria y los ángeles ayudan y defienden al vencedor contra el odio de Satanás. Lo confortan como rocío del cielo, con la gracia que derraman a manos llenas en el corazón del hijo y la bendición que acaricia el alma.

Es necesario tener voluntad de vencer a Satanás y fe en Dios y en su ayuda. Fe en el poder de la oración y en la bondad del Señor. Entonces no puede hacer ningún mal."
Que el Señor los colme de bendiciones.

Claudio


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