19 de julio de 2010

Oración para pedir la luz del entendimiento

¡Paz y bien!

¡Oh buen Jesús! Iluminame con la claridad de la luz interior y arroja del fondo de mi alma todas las tinieblas; reprime las muchas distracciones y aplasta las tentaciones que me hacen violencia. Lucha fuertemente por mi y aleja las bestias feroces, que son los deseos torcidos, para que por tu intercesión descienda la paz (Sal. 121, 7) y resuene copiosas tus alabanzas en la santa morada, es decir, en la conciencia pura. Manda a los vientos y a las tormentas. Di al mar, cálmate, y al viento: no soples, y habrá bonanza (Mt. 8, 26)

Envía la luz y tu verdad (Sal 42,3 ) para que alumbren la tierra: porque yo también soy tierra vacía y estéril si tu no me iluminas. Derrama desde lo alto tu gracia, riega mi corazón con tu rocío celestial, envíame las aguas de la piedad para humedecer la superficie de la tierra a fin de que produzca frutos buenos y perfectos. Levanta mi ánimo oprimido por el peso de los pecados y haz que todas mis aspiraciones se dirijan a las cosas del cielo, para que, una vez que haya probado la suavidad de la felicidad espiritual, me cause pena pensar en la terrenal.

Aléjame y libérame de la efímera consolación de las criaturas porque ninguna cosa creada puede satisfacer y aquietar plenamente mis anhelos. Uneme a ti con vínculo indisoluble de la caridad, porque tú solo bastas al que te ama y sin tí todas las cosas no valen nada.

Que el Señor los colme de bendiciones!

Cuidalo C.



Tomás de Kempis, La Imitación de Cristo

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