8 de mayo de 2010

El poder de la alabanza ante el Señor


¡Paz y bien para tod@s!

"Pon tu alegría en el Señor, el hará lo que desea tu corazón.
Pon tu porvenir en manos del Señor, confía en él y déjalo actuar
" Sal 37, 4-5)

Si tuviéramos que mostrarle a un amigo el camino más corto y más seguro para alcanzar la felicidad y la perfección, sería el de dar gracias y alabar a Dios por cada cosa que le sucede. Es la mejor forma de transformarla en bendición. Con esto, no haría más que cumplir con el pedido del Apóstol san Pablo cuando dice a los de Tesalónica (1 Te 5, 16-18) "Estén siempre alegres, oren sin cesar y en toda ocasión den gracias a Dios, esta es por voluntad de Dios, vuestra vocación de cristianos". Pablo nos está diciendo que empleemos siempre la oración de alabanza en todos los acontecimientos de la vida.

Alabando a Dios, experimentamos pronto el resultado de una actitud de constante gratitud y, a su vez, nuestra fe es fortalecida y podemos continuar viviendo de este modo. La alabanza esta basada en una aceptación total y gozosa de lo presente como parte de la voluntad perfecta y amorosa de Dios para nosotros. La alabanza no está basada solamente en lo que pensamos o esperamos que suceda en el futuro. Alabamos a Dios también, para deleitarnos en él, como escribió el salmista (Sal 37, 4) "Pon tu alegría en el Señor, él hará lo que desea tu corazón".

Este es su plan y deseos para nosotros. Dios tiene un perfecto plan para nuestras vidas, pero no nos puede impulsar a dar el próximo paso de su plan hasta que aceptemos gozosamente nuestra situación presente, como parte de ese plan. Lo que haya de ocurrir después es cosa de Dios y no nuestra.

Cualquier forma de oración sincera abre las puertas al poder de Dios para entrar en nuestra vida. Pero la oración de alabanza pone en acción el poder de Dios más que cualquier otra forma de petición. El principio de la Biblia es muy claro: la aceptación es antes de la comprensión. La razón para ello es sencilla. Nuestro entendimiento humano es tan limitado que no podemos captar la magnitud de los propósitos y del plan de Dios para su creación. Si nuestro entendimiento hubiese de ir antes de la aceptación, no podríamos aceptar muchas cosas. Dios solamente nos pide que confiemos en él, que lo alabemos y que dejemos que el actúe.

La alabanza es una respuesta activa a lo que sabemos que Dios ha hecho y está haciendo en nuestras vidas en este mundo por medio de su Hijo Jesucristo y la persona del Espíritu Santo. Hagamos nuestra a menudo esta oración:
"Señor Jesús, sabemos que tú nos amas. Ayúdanos a confiar en que tú estás obrando lo que sabes que es lo mejor para nosotros; de modo que te damos gracias por lo que esta sucediendo. Te alabamos ¡oh Dios! por tu sabiduría y amor para con nosotros"
Y agregamos una segunda oración muy bonita y eficáz:
"Dios mío, te doy gracias porque mi vida es como es. Cada problema que tengo ha sido un don tuyo para llevarme al lugar en que ahora estoy. No habrías permitido cualquiera de estas cosas si no hubieses sabido que era lo mejor para mí. ¡Oh Dios, verdaderamente me amas! Yo lo pienso así, Dios mío, yo se que tu me amas"
La alabanza relaja el poder Dios en nuestra vida y circunstancias, porque la alabanza es la fe en acción. Si confiamos plenamente en Dios, él está libre para obrar y él da siempre la victoria. La alabanza es una aceptación permanente de lo que ha realizado o esta realizando en nuestra vida. Entramos en una actitud de alabanza por un acto de nuestra voluntad, por una decisión libre y voluntaria de alabar a Dios.

Siempre el Señor Jesús quiere que hagamos de nuestras vidas, un continua oración de alabanza, porque pase lo que pase Jesús siempre desea lo mejor para nosotros que somos los hijos predilectos y nunca nos olvida, ni puede olvidarnos.

Bendiciones!



Con textos del Hermano Emilio Garione

Publicar un comentario

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.